jueves, enero 05, 2006

LAS COSAS LEGENDARIAS

Dibujo del Rector Jesús.

GRANDE, GENERAL E FALSA HISTORIA DE ESPAÑA.

SÓLO SABEMOS QUE NO SABEMOS NADA, pero de algún modo hemos de arreglárnoslas para orientarnos en la confusión del tiempo y del espacio. En ésta y en las siguientes páginas cada lector puede enterarse de datos verídicos (extraídos a mano de la Encilopedia Espasa antigua, gran libro de historia ya) y sacar las consecuencias que le parezcan. Con todo -y respetando la libertad del lector- hay algo que llama y llamará la atención si se cuenta con ello: Casi toda la humanidad ha venido aquí a liarse a trompadas y siempre hemos andado en medio de la sarracina.

La Historia legendaria o falsa es también historia y ha influido durante dos mil años al menos en la inercia de España.

Veamos de dónde sale eso de ESPAÑA
ESPAÑA. F. Espagne— It. Spagna.—In. Spain.
—A. Spanien.—P. Espanha, Hespanha.—C. Espanya.
—E. Hispanujo.

Etimología. El vocablo España procede del griego Spania, voz que aparece empleada por primera vez por Artemidoro, como forma secundaria de Ispania, transformada ésta en Hispania por los romanos, como transformaron Ispalis en Hispalis. La etimología de Ispania ó Spania hay que buscarla en la lengua de unos pobladores más antiguos que los griegos; Bochart (Geographia Sacra, 1712) creyó que se derivaba del fenicio span, significando pais de conejos, por la abundancia de estos animales, que debían ser objeto de caza; pero tal derivación es rechazada generalmente en la actualidad, diciendo Welhausen que se apoya en la comparación, puramente arbitraria de span con la voz hebrea schaphan, marmota (en el rabínico, cuniculus); sin embargo, debe observarse que en una moneda de Adriano se representa á ESPAÑA en forma de una matrona sentada que tiene un conejo á sus pies. Últimamente se prefiere hacer á la voz span de origen céltico, de la misma raíz que el alemán Spann, pie; Spanne, palma de la mano; spannen, extenderse, y Spannung, punto de partida, y que el inglés Spann, palmo, y spanner, entrada o llave, ya por ser ESPAÑA la entrada ó llave del Mediterráneo, ya por su llanura central, que haría que el territorio se comparase á la palma de la mano y se le diese el nombre de ella.

Sinónimos. Antes de los romanos se llamó á ESPAÑA Iberia, el pueblo de los iberos, voces provenientes de iber, río, de la raíz ibérica ib, corriente de agua, porque los iberos se establecían á la orilla de los ríos ó entre ellos. La voz Iberia aparece por primera vez en la literatura griega, usada por Hecateo: pero se aplicó primeramente tan sólo á la costa del S. y del E., limitándolo Avieno al territorio situado al E. del Anas (Guadiana) y al O. del río Tinto, que fue el primer río conocido con el nombre de Iberus.

Después de las guerras celtíberas, se extendió hacia el N:, llegando á comprender incluso parte de la actual Francia, hasta el Garona, repitiéndose el nombre de Iberus para designar al gran río situado más al N. (Ebro). Antes se empleó la voz Keltike (Céltica), país de los celtas, que aparece por primera vez en Herodoto, para designar á la Península, si bien en sentido amplio se aplicaba á todo el Occidente de Europa y en sentido estricto al Occidente de la Península habitado por tribus célticas y á la Meseta central. Eratóstenes fue el primero que distinguió la Iberia de la Céltica. De origen griego fueron igualmente otras denominaciones de la Península, corno Ofioussa, país de serpientes, voz acaso procedente de los focenses, y que es la más antigua con que se sabe haya sido designado el territorio. Remoto es también el nombre de Oestrymnis. La voz Esperia (latinizada, Hesperia) es una denominación poética que designa al Occidente en general: Las leyendas que se atribuyen á la reina Hespéride, mujer de Atlas, el primitivo nombre de Hesperia, tiene más valor poético que histórico.

Representación iconográfica. En las monedas romanas aparece ESPAÑA representada por una matrona armada con las armas típicas de los iberos: dos lanzas y un pequeño escudo redondo; y también por una mujer de aspecto grave, cubierta la cabeza con un velo ó mantilla. Modernamente suele representársela en figura de matrona, coronada de laurel con una lanza en la mano y un león á sus pies; ó bien sentada llevando el cuerno de la abundancia y esparciendo flores, ó sosteniendo el escudo español, etc.

A MODO DE EJEMPLO Y ESCARMIENTO.

PREHISTORIA

Leyendas relativas á los primeros tiempos de España; crítica. La falta de datos ciertos acerca de los primeros tiempos supliéron los los autores antiguos con leyendas que, inventadas por griegos y latinos, vinieron a constituir en algunos casos relatos tradicionales, aunque algunas de ellas tengan un fondo histórico que la crítica moderna procura investigar.

Los reyes fabulosos, la Atlántida y los atlantes. De todos estos relatos el más antiguo y el que gozó de más predicamento durante mucho tiempo es el de la serie de dinastías y reyes que se supuso gobernaron á ESPAÑA desde los tiempos más remotos, relato que todavía insertan los señores Marichalar y Manrique en el tomo I de su Historia de la Legislación, publicado en 1861, y según el cual reinaron las dinastías y reyes siguientes:

Primera dinastía: Tubalitas. Aceptando el dicho de Flavio Josefo, llegado á nosotros por la traducción latina que de su obra hizo Rufino y aplicado por éste á los españoles, se afirmó que el primer caudillo que al frente de su gente vino á ESPAÑA y la pobló y gobernó fue Tubal, quinto hijo de Jafet y nieto de Noé, reinando en ella 155 años. Le sucedió su hijo Ibero, que . reinó 37 años y dio nombre al río Ebro y después á toda ESPAÑA (Iberia), sucediéndose, como hijos unos de otros: Idubedo (64 años de reinado), Brugo (52 años), Tago (30 años), que dio nombre al río Tajo, y Beto (31 años), que lo dio al Betis y con él á toda Andalucía (Bélica).

Segunda dinastía: Geriones. Después de Beto, vino á ESPAÑA el africano Gerión, que reinó en ella tiránicamente durante 25 años, al cabo de los cuales fue destronado por Osiris, llegado de Egipto, quien gobernó bien, durante 34 años, aunque introduciendo en el país la idolatría. Al morir, devolvió el reino á los tres hijos de Gerión, repartiéndolo entre ellos.

Tercera dinastía: Heráclidas. Aristóteles refiere que Hércules, atraído por la fama de las riquezas de Iberia, vino á ella por mar, y venciendo á los Geriones los destronó, dictando después una ley prohibiendo á los españoles poseer plata para evitar que otros extranjeros viniesen á conquistarla, renunciando al cabo de algún tiempo el reino en su hijo Híspalo que fundó Sevilla (Hispalis) y reinó 17 años, sucediéndole su hijo Hispan, quien en los 32 años que duró su gobierno dio á Iberia el nombre de ESPAÑA y construyó la torre de Hércules de la Coruña y el acueducto de Se-govia (monumentos romanos), volviendo después de él á ocupar el trono su abuelo Hércules, quien, al morir, fue sepultado en Cádiz (y en tal ciudad le suponían enterrado los romanos) y no dejando sucesiói' transmitió el reino á uno de sus capitanes llamado Héspero, cuyo nombre viene relacionado con el relato de las Hespérides.

Cuarta dinastía: Atlantes. Héspero dejó el reino á Atlas, quien lo gobeinó 11 años, pasando luego á Italia y dejándolo á su hijo Oro ó Sicoro, que dio su nombre al río Sicoris, reinando 45 años y siguiéndole su hijo Sicam (31 años de reinado), el hijo de éste, Sueleo (44 años de reinado), en cuyo tiempo acontecieron el diluvio de Tesalia (fábula de Deucalión y Pirro), las plagas de Faraón y el paso del mar Rojo por los israelitas; Luso, hijo de Siceleo (30 años de reinado), que dio nombre á Lusi tañía, y dejO el trono á su hijo Ulo (60 años de reinado).

Quinta dinastía: Africana. Un rey africano llamado Testa usurpó el poder, ocupándolo 74 años y dejándolo á su hijo Romo que reinó 33 y fundó Valencia y en cuyo tiempo vinieron á ESPAÑA por primera vez los fenicios, y acaso también Caco, después de conquistar la India. A Romo sucedió Palaluo, que reinó 70 años, fundando Palencia y dejando el reino á Eritro, que lo ocupó 68 años, sucediéndole su hijo Gárgoris (llamado Melícola, por haber descubierto el medio de recolectar la miel), contemporáneas de cuyo reinado (que duró 77 años) fueron la conclusión de la guerra de Troya y la llegada a España de los primeros colonizadores griegos Tevero (hijo de Ayax Telamón), Anfiloco (compañero de Memnón) Ulises y Mnesteo el ateniense. Sucedió a Gárgoris su hijo y nieto Habis, fruto de un incesto, pues fue tenido por Gárgoris en una de sus propias hijas. Justino, que es quien hace el relato de estos dos reinados, nos presenta á Habis como sufriendo muchas persecuciones en su juventud y siendo después, aleccionado por la experiencia, un rey legislador, organizador (pues repartió el pueblo en siete ciudades principales y prohibió á la clase rica ejercer funciones que debía desempeñar aquél) y sobre todo agricultor, que enseñó á sus pueblos á uncir los bueyes al arado y á sembrar el trigo en surcos largos, acostumbrándolos á una mejor alimentación. La descendencia de Habis reinó largos años; pero ESPAÑA no era ya entonces un solo reino, sino que estaba dividida en varios, que no supieron reunir sus fuerzas, según Estrabón, para resistir á tirios, celtas, cartagineses ni romanos que sucesivamente la invadieron.

El relato que antecede, con su monarquía hereditaria, es á todas luces fabuloso; pero la crítica moderna encuentra en él recuerdos de las antiguas invasiones que ha sufrido la Península. Acerca de Tubal trataremos más adelante al hablar de los iberos. La leyenda de los Geriones y de Hércules es de origen griego y denota la impresión causada en los helenos por la colonización fenicia y el florecimiento de Tartessos, el que atribuyeron á un ser superior, pensando que Heracles (transformación del tirio Melkarth) había conquistado el país. Esta leyenda de Hércules en ESPAÑA viene referida por Hesíodo, Píndaro, Diodoro, Apolo-dora, Estrabón, Festo, Avieno y otros y ha sido interpretada de modos diversos. Probablemente los viajes y hazañas de Hércules en ESPAÑA sobre todo la fundación de Carteya, la colonización de Gades, y la erección de las columnas, deben referirse á las navegaciones fenicias y al hecho de haber éstas cruzado el temible estrecho en que se suponía acabarse el mundo, En cuanto á Gerión, cree Schulten que fue uno de los reyes legendarios de Tartessos (lo mismo que Gárgoris y Habis), cuyos rebaños representan la riqueza en ganados que existía en la Bélica. Acerca de Gerión han escrito en prosa y verso muchos autores griegos y latinos. Su lucha con Hércules ha recibido de algunos una interpretación evemerista, viendo en Hércules una divinidad solar (el sol, la luz), patrimonio de la raza aria, que lucha con las tinieblas y las tormentas y las vence. En cambio D'Arbois de Jubainville ve en esta lucha de Hércules con Gerión un recuerdo de la sostenida por los fenicios de Gades contra los celtas; y Ballesteros opina que «conmemora la síntesis de los esfuerzos colonizadores de una raza, simbolizada en Heracles, que lucha con Gerión el poderoso, el rico; el agricultor, que representa al indígena de Tartessos y quizá á un rey de la ubérrima comarca»,

La leyenda de los atlantes, también de origen griego, se relaciona con la existencia de una supuesta Atlántida, isla que constituía un gran Imperio. Hesíodo nos presenta á Atlas como hijo de una Oceánida, viviendo al extremo del mundo (es decir, en el extremo Occidente) junto á las Hespérides, cuyos jardines representan la exuberante vegetación andaluza. Atlas es probable que sea la montaña de la costa africana frente á Gibraltar (ó sea. la montaña Abila, una de las columnas de Hércules), nombre que más tarde se dio á la cordillera interior, descubierta después, y que todavía lo lleva en la actualidad. En cuanto á la isla Atlántida de que habla Platón se ha pretendido modernamente que existió en realidad, constituyendo un territorio unido á Europa y África y acaso á América, del cual serian vestigio las islas de la costa occidental africana (Cabo Verde, Canarias, etc.) y que pereció en una terrible conmoción geológica, siendo sus habitantes (los atlantes) una raza poderosa que dominó á España.. Ballesteros opina que acaso representa una raza fuerte los habitantes neolíticos de la Península, constructores de los dólmenes y pobladores de las regiones megalíticas españolas

De todo eso, amigos, nada queda, nada ha sobrevivido salvo un nombre que nos identifica: España, que quisiera restaurar a su principio: Hespaña, como aún escriben los portugueses.