lunes, febrero 06, 2006

HISTORIA DE BALDOMERO I

UN TIC ESPAÑOL

La meta de España empieza a verse clara: Nada de Segunda República, la legalidad Republicana ganada en unas elecciones municipales que se usaron como constituyentes y la cacería de curas en el mismo 14 de Abril, con su bonito Estat Catalá. Nada de eso:

Cuando se hace saltar la rosca de la razón con mentiras a saco y despropósitos circenses, parece que se dispara un mecanismo español extraño que conduce inevitablemente al follón ancestral, a la violencia ante el desconcierto. El puerto de arribada es la Primera República, donde los pueblos se declaraban la guerra unos a otros, emitían moneda, hacían correrías por “territorios extranjeros”, al pillaje, armaban en corso la flota de guerra española y pirateaban, mientras brillaba la guerra civil carlista. Antes del arrebato final, Prim, general bravo y brillante, había peregrinado ofreciendo el trono de España a los vástagos de muchas casas reinantes. Llegó incluso a ofrecérselo al retirado general Espartero. Se publica aquí, para la memoria histórica, un grabado de propaganda en el que se representa al gran general como Baldomero I, rey.



Grabado que representa al general Espartero como rey de España con el nombre de Baldomero I. Muchos de los diputados progresistas que había en el Congreso presentaron la candidatura del anciano general, que vivía retirado en Logroño. Prim solicitó su consentimiento, pero Espartero no aceptó. No obstante, numerosos folletos populares y estampas de la época lo representan con los atributos de rey. (Párrafo y fotos tomados de una de las Historias del Marqués de Lozoya)


Y este es el fin glorioso que tuvo aquella Primera República, con la fuga de los diputados que habían jurado, enardecidos, resistir hasta la muerte. Cumplieron como de costumbre, y fue lástima.

Como ejemplo del ambiente, aquí van dos caricaturas del la situación Nacional hechas en Cataluña y desde cerebros catalanes: obsérvese que, tras el león y la República que fustiga, hay banderas con nombres de Cantones, la gran peste de la Edad Contemporánea en España.
Tiempos para el desconcierto, como los de ahora.

El Tumulto Nacional
Que parece ser lo natural, lo ancestral.
Sin una buena confusión el español no se siente demócrata de verdad.