jueves, mayo 04, 2006

DESDE EL 76 NO HAY HISTORIA

Socialismo de rostro humano

Composición de F. Franco. (en serio)

Este Rector Subgeneral atendió en Trapisonda a unos coleccionistas de escritos y, al pasarles algunos, descubrió, con evidente desasosiego, que lo que se decía hace 21 años sirve para estos buenos tiempos de jolgorio y propensión al mariconeo.

Tres de los cuatro escritores cuyos trabajos se reproducen han pasado ya la Estigia, o sea, se han extinguido. El otro lo anda pensando. Pero lo que dijeron en El Alcázar el 19 de Febrero, sigue vigente, actual, peligrosamente cierto.

Si la historia apenas ha cambiado en veintiún años; si podemos ver que lo que afirman ciertas derechas sobre la malignidad de Zapatero no es más que el social-comunismo de toda la vida y que Felipe no era mejor ni tampoco sus mamporreros, sólo se puede concluir que la historia ha sido detenida por la Guardia Civil. O por los mozos de escuadra y los erzainas juntos, que ni juntos valen lo que la Guardia Civil, ya ven.

Ya entonces en España se notaba que iban hacia la República, pero no a la Segunda tan loada, sino a la Primera. O sea, como ahora: el jaleo por el jaleo, o sea, el arte por el arte. Arte de Rosa en Puño.

El Alcázar. 19 de Febrero de 1986 Página 6.

Argumentos tal cual

LOS pueblos, como los hombres y algunas mujeres, tienen edad. Y talento. Hay pueblos niños, jóvenes, maduros y viejos, como hay pueblos tontos, medianejos y listos. Para hablar a un niño hay que usar argumentos de niño, lo mismo que para convencer a un tonto hay que darle razones tontas, y ahí reside el talento del educador y, también, el del tunante.

Tal es el prólogo necesario para llegara esta pregunta: ¿España es niña, joven, madura o vieja? ¿España es tonta, mediocre o lista? Tras años de ejercer medianamente como español estoy convencido de que España es un pueblo extraordinariamente joven: vital, bullicioso, apasionado, sarcástico, no poco jaranero y muy dado a seguir banderas más por el colorín que por lo que representan.

Esta juventud de España lleva, con su esperanza en un mundo mejor, no poca inexperiencia, acentuada más aún por ciertos treinta y nueve años a resguardo de la política en pelo, es decir, protegidos de los partidos que medran en simbiosis con falsarios, trepas, traidorzuelos, perjuros y no poco mamosos. Pero conviene insistir en que de inexperiencia juvenil se trata, porque, por lo demás, España es talentuda, lista como una ardilla (tal como saben los inspectores de Hacienda), vicesarcástica, realista y un pelín colérica cuando, al cabo, descubre que una vez más la están tomando por el pito del sereno u otra cosa aún peor.

Nuestros partidos políticos, a fuerza de campar en sus Internacionales respectivas, ya con Reagan, ya con Brandt, ya con el Gorvachof, entienden mejor a Gadafi, pongo por poner, que a un señor con boina, y confunden juventud con tontuna, e inexperiencia con imbecilidad. Por eso cuando el político sabio o el vocero de la consigna quieren hablara España, nos hablan como a niños o como a viejos con locura senil, y usan contra nosotros, en lugar de argumentos jóvenes, razones tontas, de ésas que sólo entienden claramente los tontos que, visto el número total de afiliados a los partidos, en España son los menos.

Llevamos algo más de diez años oyendo los más tontos argumentos, de ésos que sonrojarían a un apache, ya de por sí colorado, desde aquel «cambiar para que nada cambie» al de un alcalde socialista-burgués y algo terrateniente, que confesaba ser socialista por haber estudiado el catecismo en un colegio religioso, en el que no debí de resultar yo alumno tan aplicado, puesto que no consigo todavía tontear con tanto desparpajo. La cima, o cresta, de los argurnentos necios está, por el momento, en la cuestión del refrendo para quedarnos en la Alianza Atlántica en lugar de salirnos de la OTAN.

Resulta que, aun. sin saber cómo se la maravillarán para que entendamos la pregunta, ya está claro que hay que votara favor por patriotismo, y que votar sí es votar Felipe. Macareno argumento si se tiene en cuenta que hasta hace bien poco votar Felipe equivalía, de entrada, a un no, rojo como un capullo en el puño, y que patriotismo era quedarnos al margen de cierta guerra mundial que andan cocinando Reagan y Gorvachof, mientras formábamos con nuestros compañeros cubanos, que dicen que no están alineados.

Encima resulta que el refrendo no es vinculante por mandato constitucional y que, también de orden de Su Excelencia La Constitución, «los tratados internacionales... sólo podrán ser derogados... en la forma prevista en los propios tratados o de acuerdo con las normas generales del Derecho Internacional» (artículo 96). Sin que se necesite refrendo para nada, añado de mi cosecha.

Sólo se me ocurre que quienes han cambiado de opinión, más que los gobernantes, han sido los nuevos amos de España; esos que consiguen que nuestras Bolsas suban y suban mientras baja la productividad y aumenta el endeudamiento; esos que pujan en nuestros saldos, forzados por la reconversión o por las faenas boyerinas; esos que impiden, a estas alturas,-que: sepamos cuántas concesiones más hicimos al Mercado Común además de la reconversión de nuestra industria la libre invasión de sus ecus, el reconocimiento de Israel o la reducción aún mayor de nuestras licencias de pesca.

Los nuevos amos nos compran porque alguien nos está vendiendo. La soberanía, en flagrante atentado a la Constitución, reside en Bruselas o aún más lejos, y la voluntad popular, al margen del derecho a la pataleta, ha dejado de estar representada en las Cortes, que ahora lo que representan son voluntades internacionales y económicas.

Por si cuela, nos endiñan argumentos para niños o para viejos chochos, irrazonables razones para tontos, y resulta que el Mercado Común, además de cultura, es patriotismo; que la Alianza Atlántica no es la OTAN, sino don Felipe; que Ceuta y Melilla y Canarias, aunque no sean de la OTAN, a lo mejor sí son España, aunque Gibraltar, que no es España aun siéndolo, puede llegar a ser defendido por soldaditos españoles en favor de la buena de Inglaterra. El socialismo burgués, que no quería que entráramos, tampoco quiere que nos salgamos. La derecha liberal, que quiere que nos quedemos, hasta la fecha dice que se abstendrá. Y los españoles a secas, que es ser mucho más que de izquierdas, de centros o de derechas, se preguntan si nos han tomado a todos por bobos, si son bobos los que nos cuentan semejantes disparates o si, en definitiva, en España llevamos más de diez años (más de quince quizá) 'sin hacer política española. Y así nos luce el pelo.

Nos hace falta el político que nos hable como al pueblo joven que somos; un pueblo rebelde, por vital, pero ni conservador ni miserable. Nos hacen falta las razones jóvenes e ilusionadas que nos muevan en pos de un mundo mejor o, al menos, hacia un mundo donde la mentira no sea la clave del éxito político, ni la soberanía una palabreja de repertorio, ni la independencia una utopía.

Mientras, bien invadidos estamos, y no recomiendo a nadie llorar a lo Boabdil, sino abrir bien los ojos, aunque lo que haya que ver sea, como es, una mascarada, un carnaval, una obra de teatro escrita en extranjero y mal subtitulada, una alabanza de Bruselas y menosprecio de Cibeles, si es que se me entiende. Porque, aunque el cándido abunde, el tonto de baba escasea, según los carnés demuestran, y todas las cosas tienen su límite precisamente cuando parecen no tenerlo.

Si ser modernos, progresistas y patriotas exige votar que sí a la OTAN, precisamente a favor de los que no la querían y, encima, resulta que no se trata de la OTAN, sino de don Felipe, que se prepara para la pachanga electorera, yo, de momento, y en uso de las costumbres políticas españolas, aprovecharé para votar contra la Torre de Babel, contra Napoleón, contra el arriano de Leovigildo, contra la Enciclopedia Británica y, ya embalado, le daré un no rotundo a la Vuelta Ciclista a Francia. Si encima salimos de la OTAN, miel sobre hojuelas.

Arturo ROBSY
[Al releerlo se comprueba que nada ha cambiado, salvo algún nombre]

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EL RETABLO

Por
Fernando VIZCAÍNO CASAS


DESPUES de tantas semanas de malas noticias y desastres continuados, los muchachos del Felipe se han agarrado como clavo ardiendo al raquítico triunfo de su compadre Mario Soares, nuevo presidente de la República de Portugal, para echar las campanas al vuelo. Con bien poco se conforman ya; pero hay que ver los latazos que nos han dado en la tele y los que, sin duda, nos aguardan, pues apuesto cinco a uno que el sábado próximo, el triste Colom (Palomo en la Meseta) nos colocará en su Injuria semanal amplia noticia del triunfador socialista, con las naturales ramificaciones subliminales en favor de nuestro desquiciado PSOE.

Lo que nos quedaremos sin ver, y de verdad lo siento, es el debate televisivo entre Segurado y el Guerra, que el presidente del Partido Liberal ha sugerido, por vía de reto. Tengo para mí que don Alfonso no es persona a quien le afecten los compromisos de honor y se llamará andana, pues listeza vaya que tiene y le consta el remojón, rapapolvo y repaso que podría darle don José Antonio. Tiene toda la razón mi buen amigo cuando dice que para eso debía estar la TVE y no para alienar a los españoles; pero olvida que lo que padecemos no es TVE, sino auténtica y fidelísima TVS. Dígase lo mismo de RNS (antes, RNE) y sus filiales; así como de ese diario que todos conocemos y tantos inocentes leen, creyéndolo independiente.

Tienen estos socialistas, por otra parte, una especial habilidad para encizañar y para remover antiguas tirrias y para provocar modernos enfrenamientos. No sé si lo hacen aposta o es que les sale sin darse cuenta, como a Ovidio le salían los versos. Pero fíjense que últimamente han conseguido dividir con una zanja de recíprocos odios a médicos y ATS, a arquitectos y aparejadores, a ingenieros y a ingenieros-técnicos. Hasta los abogados, que siempre habíamos guardado las formas en el gremio, estamos picados por la necedad esa de la nueva Ley Orgánica, que ha suprimido la obligatoriedad de ir con traje oscuro y corbata negra debajo de la toga. Entonces, los compañeros que presumen de progres se la colocan encima de un jersey colorado o van en mangas de camisa y con zuecos, como si eso tuviese que ver con la democracia. En inevitable reacción, los tenidos por fachas, que somos simplemente serios y decorosos y respetuosos con las costumbres forenses, exageramos nuestro luto mucho más que los del PSOE en el óbito de don Enrique Tierno. Total: un enfrentamiento estúpido, provocado por la insensatez legisladora de los muchachos del Felipe.

Por supuesto que semejante capacidad de división también la ejercen consigo mismos, pues bastantes históricos del Partido andan de morros esta temporada, ante la enorme tomadura de pelo que les ha proporcionado su carismático secretario general. El cual está entregándose a tope en la campaña de la rectificación, que según afirman malas lenguas, el señor Solana, ministro de Cultura, califica en la intimidad como la campaña del desdecido. En 1 982, el PSOE publicó un documento que contenía nada menos que cincuenta razones para no estar en la OTAN; ahora argumenta todo lo contrario, sin necesidad de motivos concretos. Es lo que suele llamarse congruencia o fidelidad o seriedad o rigor ideológico, sólo que al revés.

Ellos le llaman también honestidad: y hasta aseguran ser centenarios en la materia.

Cenas con suspense

Cenar en los restaurantes de Madrid se ha convertido en un auténtico riesgo. Ejerce con intensidad su pingüe negocio lucrativo una banda de delincuentes, que ha tomado como objetivo los más prestigiosos comedores de Madrid; el último que sufrió su visita fue Zarauz, donde tan buenos amigos tengo. Imagino el susto.

Imagino, también, que estarán todos recordando al difunto alcalde y viejo profesor, que siempre decía que eso de la inseguridad ciudadana era un invento de la ultraderecha y que Madrid estaba más divertido, jaranero y simpático que nunca.

Pues le están dando a don Enrique (q .e.p.d.) un buen desmentido a título póstumo.

Huelga oportuna

Los empresarios de las plazas de toros españolas se enfrentaban esta temporada con el agudo problema de la falta de corridas con edad y trapío suficientes para cumplir el Reglamento. Los toreros van a resolverles la cuestión, pues han comenzado una huelga indefinida de estoques caídos, lo que, de no remediarse, obligará a suspender las primeras ferias del año. Y es que el rechazo del Gobierno no se detiene ni en los alberos o si les gusta más, ni en los cosos.

Hay algunas huelgas que le caen bien al personal; no me refiero, por supuesto, a la mantenida e insoportable de los controladores. Pensaba en la de inspectores de Hacienda. Esta de los matadores de reses bravas ha sido jubilosamente recibida en las dehesas, por parte de los cinqueños de buena lámina.

Aniversario silenciado

El triste recordatorio de las esquelas me hace caer en la cuenta de que ya se ha cumplido un año de la catástrofe aérea del monte Oiz, uno de los más oscuros capítulos de la negra historia del señor Barón, al frente de un ministerio que le venía más ancho que el traje de Oliver Ardy a su camarada Stan Laurel.

Ni una frase al respecto en la prensa domesticada; ni por supuesto, esperanza alguna de que lleguemos a conocer si, de verdad, hubo o no intervención terrorista en la tragedia. Nos dirán que se debió aun fallo humano y como los interesados no pueden protestar, carpetazo y hasta la próxima.

Elgafe

Resulta que el ministro de Sanidad, catalán él, hincha declarado del Barsa él, asistió a la paliza que los canarios del U.D. Las Palmas le colocaron a los ases blaugranas el domingo pasado.

Lo cual confirma que, además, estos muchachos son la mar de gafes. Que se lo cuenten a mi amigo el doctor Matos...


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la casa de cristal

El pueblo se ha dado
a sí mismo un cabreo espantoso

La soberanía popular. La voluntad del pueblo: Mario Soares jefe de Estado.¡Mario Soares jefe de Estado! ¿Mario Soáres jefe de Estado?

Bueno, también lo es Eanes, otra lumbrera. No digo yo que no sirva para el cargo; si ha servido Eanes con su cara de palo, ¿por qué no va a servir Soares con su cara de no saber dónde está ni a qué ha venido?

Soares tenía un 6 por ciento de probabilidades antes de la primera vuelta. Su oponente F. de Amaral casi lo dobló en votos. El Partido Comunista juró, y jura, odio eterno a Soares. Portugal, en la primera vuelta, concedió un triunfo aplastante al candidato de la derecha. Estos son los datos: la realidad.

Pero en la segunda vuelta, Portugal tiene que tragarse a Soares, será él quien presida la República, él quien hará visitas de Reina de Saba a las Cortes extranjeras, él quien llevará con garbo el peso de la púrpura. Portugal va a soportar un presidente a quien no quería. Milagro laico, civil, ateo y podridamente democrático: lo han votado, tapándose la nariz y sin disimular su asquito, los comunistas que lo odian y asi lo han declarado. Soares sube al trono de Enrique el Navegante y de Inés de Castro, no por la voluntad soberana del pueblo luso, sino por el voto disciplinado de unos comunistas que lo desprecian y declaran haber tenido que tomar sal de frutas para digerir la orden.

La orden ¿de quién?

G. CAMPANAL



Página 3

CONVERSOS

Como a mí, a lo largo de la vida, me han arrollado bastantes epidemias, de las que he querido creer que he salido indemne, una de ellas fue la de la lectura de conversos, que siempre es conveniente. Y, sin embargo, creo que fue después de una lectura de León Bloy cuando me convencí de que algunos conversos se deslizan con bastante facilidad hacia energúmenos, con los que siempre hay que tener cuidado porque son siempre peligrosos, aunque exista la compensación de otras conversiones más naturales, aunque probablemente menos ejemplares a simple vista. Lo cierto es que, desde entonces, desconfío de los conversos demasiado aparatosos, demasiado soberbios y orgullosos de su conversión, y prefiero los conversos humildes, aunque a muchos les resulten sospechosos.

Y si el peligro del energumenismo se da en las conversiones religiosas, donde siempre existía la prudente vigilancia de la Jerarquía para corregir excesos en el entusiasmo y en el abrazo de la nueva fe, no digo nada de las que organizan los conversos en el terreno de la política, donde el energumenismo puede ser una especie de garantía de fe en la nueva ideología adoptada, un entusiástico aval más eficaz cuanto más aparatosamente manifestado, con el añadido de que suele entrarles manía persecutoria hacia viejos compañeros de fe, especialmente contra los que consideraron seguros compañeros del viaje hacia los nuevos pensamientos, cuyo abandono no perdonan, llevados también del orgullo.

También he padecido, a estas alturas, bastantes epidemias de esta clase, que se dan mucho, y aunque hasta la fecha ninguna de ellas me haya arrollado, sí que he tenido que ser, involuntariamente, víctima de ellas, a pesar de mis esfuerzos por defenderme e incluso, muchas veces, parecer que me reconvertía en lo mismo que tantos otros abandonaban, lo cual puede ser todavía mucho más peligroso porque el orgullo del converso energumenizado suele sentirse doblemente herido.

Al converso-energúmeno todo le parece tibieza en la manifestación de la nueva fe abrazada y cree obligatorio tener que manifestar ese temor, con lo cual termina siendo molesto para los que ya estaban en ella antes de su llegada y a los que casi siempre acogota o maltrata, ya que su fervor externo no reconoce límites ni admite que se los pongan, especialmente si considera que tal posibilidad puede suponer la más mínima duda sobre la extensión y/o profundidad de su conversión, cuestión sobre la que deja perfectamente de manifiesto que no admite bromas, aunque, en realidad, este tipo de conversos-energúmenos no admiten bromas sobre casi nada, y el casi suele estar delimitado por la misma fe a que sirvió antes de la conversión, y en la que también solía mostrarse energúmeno. Las circunstancias históricas no suelen darles tiempo a más de una conversión o dos a todo tirar, y es una lástima para sus espectadores ocultos y solapados —que cualquiera se muestra claramente espectador de tales energúmenos, que se lo meriendan a uno por menos de nada—, que lo único que llegan a captar es que tales conversiones energuménicas, en el fondo, no pasan de acomodaciones sucesivas hasta que encuentran un sitio en que les permiten despotricara calzón quitado de lo mismo que, antes, encontraban tibio para su entusiasmo. Así, algún demócrata que yo conocí propugnando autos de fe para herejes religiosos y los que él llamaba «herejes» políticos, anda ahora quejándose de la opresión que sufrió —se conoce que porque no le permitieron ejercer su vocación fogaril ni la corte de medidas a rajatabla con que pretendía acompañarlas, y eso que en alguna ocasión encontró cauce para dar rienda suelta a tales instintos energuménicos— y, naturalmente, propugnando medidas similares pero inversas, a juzgar por sus manifestaciones públicas de converso.

Los conversos energuménicos son terribles en política y en todo, pero su energumenismo los hace fácilmente localizables, cosa que permite eludirlos y hasta ridiculizarlos, y, por supuesto, en este momento no intento hacerlo, especialmente lo segundo, tarea que creo que no me corresponde, sino que les atañe a sus compañeros en la nueva fe abrazada. Son terribles porque son contagiosos, y nunca faltan aspirantes a hacer méritos políticos por las vías del energumenismo, siempre más fáciles que cualesquiera otras. Son mucho peores otros conversos más astutos, que se instalan en la nueva fe —o nueva ideología, aunque casi siempre los conversos la adoptan como fe—, calladamente, aunque suficientemente para sacarle provecho, pero sin abandonar los contactos con la vieja fe, que están dispuestos a volver a abrazar si conviniera, aparentando además que nunca se ha abandonado y, si llegara el caso, recuperándola incluso energuménicamente. Estos conversos son muy quejicas de la situación y de la ideología que han abrazado, ya que la consideran la mejor manera de precisar que no han abandonado la anterior, y que están practicando, otra vez, la que pudiéramos Mamar resistencia secreta que, si les tiras de la lengua, dirán orgullosamente que es la más eficaz. Y así ejercen de con-, versos infiltrados tanto en lo nuevo como en lo anterior, de espías de doble bandera. Y en eso puede que tengan toda la razón, lo que pasa es que, como contrapartida, suelen carecer de la habilidad bastante como para que todo el mundo se dé cuenta de que lo hacen, y a todo el mundo le divierta verles hacerlo.

Reduciendo estas consideraciones a la práctica personal, los conversos energúmenos son los que te dicen que cómo puedes escribir las cosas que escribes y que te la estás ganando por escribirlas. Los conversos que lo disimulan y tienen todavía un pie en lo que dejaron, suelen decirte que te leen, que muy bien, que eso es lo que hay que hacer, y te lo dicen con un ejemplar de otro periódico —generalmente uno concreto, o dos, a todo tirar— en el que tú no escribes, advirtiéndote que es peligroso exhibir el periódico en que tú escribes, porque no conviene provocar. Por supuesto, no te leen, aunque presuman de que lo hacen. Probablemente, por si las moscas. Unas moscas evidentemente inútiles, pero más vale, también, que no lo sepan.

Los conversos políticos, en fin, son terribles. Si ejercen la conversión a través del energumenismo,•por eso. Y si son falsos conversos, o conversos que lo disimulan, por eso también.
Marcelo ARROITA-JAUREGUI

1 Comments:

At 11:22 a. m., Blogger Miguel P said...

TODO ES LO MISMO AUNQUE NADA SEA IGUAL
Acongoja, Juan, ver cómo los tiempos no cambian y que lo que se criticaba hace 21 años sigue siendo objeto de crítica, casi de la misma crítica. El socialismo de Felipe -digan lo que digan- es el socialismo de Zapatero, con los mismos modos, talantes y trapacerías. Y tiene justo los mismos peligros y los mismos taponamientos del seso.
Son como los escarabajos: si les interrumpes el camino y les cambias de dirección o los apartas, los muy tozudos escarabajos, subsaharianos que son, vuelven a su rumbo. Son precisos en eso: quizá no saben ni dónde están ni quiénes son, pero sí adonde se dirigen. ¿Sabemos los demás hacia dònde va el social comunismo en bloque? La historia lo dirá. En estas páginas, precisamente.
M. Pons

 

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