LA HISTORIA SE PREDICE
Hay algo muy especial en cómo la Historia se transmite en ondas a través de los años y de las naciones. Y en cómo se convierte fácilmente en teoría en lugar de escarmiento. De hecho, las dos ideologías que comparten el dominio de las democracias liberales, liberalismo y socialismo con apellidos, fueron movimientos revolucionarios en épocas sucesivas y crearon una interpretación del mundo de entonces para apoyar sobre ella la firme decisión de dominar a los hombres.
El tiempo que va desde la Revolución Americana a hoy, sólo ha añadido mejores herramientas de manipulación social para conducirnos a esos universos soñados y peligrosos del gobierno mundial y el hombre sometido. De hecho, ambas corrientes políticas -pero no de pensamiento- usaron la "fase" del terrorismo en sus actuaciones iniciales y posteriores. Tanto la Revolución Francesa como la Rusa usaron del terror, porque el miedo es el gran motor del poder y del cambio acelerado.
Hoy, entre el cine y la televisión sobre todo, cada acto terrorista se multiplica por millones, llega a todas las casas, las empapa de muerte y quita cualquier seguridad que el hombre pueda tener en su vida actual y futura. Una bomba en Afganistan estalla en todas las conciencias, las golpea sin piedad e incluso proporciona ideas a quienes tienen el alma capaz de imitar las formas de la muerte.
Los medios de información inculturan. Cambian los supuestos de la civilización y convierten en recuerdos propios lo que sólo son vídeos, en muchos casos de ficción. O sea, la ficción televisada es parte de nosotros, y de cómo decidimos llevar nuestras vidas. Se han convertido en experiencias propias sobre las que tomamos decisiones en la vida real y esto supone la ruptura de las culturas.
Trapisonda supone que estaría más que justificado el estudio de lo que sabemos verdaderamente y de lo que nos cuentan en relación con las decisiones individuales y los comportamientos. En principio, la dominación no depende ya del poder militar ni del económico sino que quien más Cine-TV emite más cambia a las otras sociedades del universo y mejor conforma la inseguridad que siente el rebaño humano.
Como norma en España, parece claro que lo que pasa en Estados Unidos acabará ocurriendo aquí, por repetición y emulación. No hace tanto que los españoles nos reíamos de la multitud de blindajes, cerrojos y refuerzos que usaban los americanos en sus casa. Ya hemos pasado por la fase. Nos asombraba el mundo salvaje de la droga y la marginación, y ya lo padecemos. Nos parecía imposible el hecho de los alumnos armados dominando y agrediendo a otros muchachos y a sus profesores, pero ya lo vivimos a diario.
Vivimos una sutil invasión donde sólo disponemos de una ventaja: saber lo que nos va a suceder con alguna anticipación si vemos películas y noticias con interpretación a la americana. Y, conociendo el futuro que nos vendrá, tomar medidas para impedirlo en lo posible o coger el toro por los cuernos y empezar a limitar los contenidos salvajes, asesinos, sectarios, satánicos y de las perversiones, para mantener más pacífica y amistosa nuestra España, que mal camino vuelve a llevar.
(continuará)
El tiempo que va desde la Revolución Americana a hoy, sólo ha añadido mejores herramientas de manipulación social para conducirnos a esos universos soñados y peligrosos del gobierno mundial y el hombre sometido. De hecho, ambas corrientes políticas -pero no de pensamiento- usaron la "fase" del terrorismo en sus actuaciones iniciales y posteriores. Tanto la Revolución Francesa como la Rusa usaron del terror, porque el miedo es el gran motor del poder y del cambio acelerado.
Hoy, entre el cine y la televisión sobre todo, cada acto terrorista se multiplica por millones, llega a todas las casas, las empapa de muerte y quita cualquier seguridad que el hombre pueda tener en su vida actual y futura. Una bomba en Afganistan estalla en todas las conciencias, las golpea sin piedad e incluso proporciona ideas a quienes tienen el alma capaz de imitar las formas de la muerte.
Los medios de información inculturan. Cambian los supuestos de la civilización y convierten en recuerdos propios lo que sólo son vídeos, en muchos casos de ficción. O sea, la ficción televisada es parte de nosotros, y de cómo decidimos llevar nuestras vidas. Se han convertido en experiencias propias sobre las que tomamos decisiones en la vida real y esto supone la ruptura de las culturas.
Trapisonda supone que estaría más que justificado el estudio de lo que sabemos verdaderamente y de lo que nos cuentan en relación con las decisiones individuales y los comportamientos. En principio, la dominación no depende ya del poder militar ni del económico sino que quien más Cine-TV emite más cambia a las otras sociedades del universo y mejor conforma la inseguridad que siente el rebaño humano.
Como norma en España, parece claro que lo que pasa en Estados Unidos acabará ocurriendo aquí, por repetición y emulación. No hace tanto que los españoles nos reíamos de la multitud de blindajes, cerrojos y refuerzos que usaban los americanos en sus casa. Ya hemos pasado por la fase. Nos asombraba el mundo salvaje de la droga y la marginación, y ya lo padecemos. Nos parecía imposible el hecho de los alumnos armados dominando y agrediendo a otros muchachos y a sus profesores, pero ya lo vivimos a diario.
Vivimos una sutil invasión donde sólo disponemos de una ventaja: saber lo que nos va a suceder con alguna anticipación si vemos películas y noticias con interpretación a la americana. Y, conociendo el futuro que nos vendrá, tomar medidas para impedirlo en lo posible o coger el toro por los cuernos y empezar a limitar los contenidos salvajes, asesinos, sectarios, satánicos y de las perversiones, para mantener más pacífica y amistosa nuestra España, que mal camino vuelve a llevar.
(continuará)
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