sábado, enero 28, 2006

LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS


Por si no puede leerse con claridad el documento, he aquí lo que contiene, lo que ha barrido el tiempo de las costumbres decentes de la guerra: el enemigo respetando al enemigo. Honrándole. Que esto no suceda ya, indica un cambio hacia la propaganda bélica y la guerra de exterminio. Mal asunto según la Universidad de Trapisonda.

He aquí un claro homenaje a los héroes ya olvidados y a la civilización. Compárese con la idea loca del New York Times sobre los militares trogloditas de España. Será porque aún comparten la honesta idea de honrar al adversario. De cuaternarios que son. Y de paciencia que tienen.

REPÚBLICA DE FILIPINAS

DECRETO

Habiéndose hecho acreedoras á la admiración del mundo las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, constancia y heroísmo con que aquel puñado de hombres aislados y sin esperanzas de auxilio alguno, ha defendido su Bandera por espacio de un año, realizando una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo; rindiendo culto a las virtudes militares, e interpretando los sentimientos del Ejército de esta República, que bizarramente les ha combatido-, á propuesta de mi Secretario de Guerra, y de acuerdo con mi Consejo de Gobierno.

Vengo en disponer lo siguiente:

Articulo único. Los individuos de que se componen las expresadas fuerzas, no serán considerados como prisioneros, sino por el contrario, como amigos; y en su consecuencia, se les proveerá por la Capitanía General, de los pases necesarios para que puedan regresar á su país.

Dado en Tarlak á 30 de junio' de 1899.—El Presidente de la República, Emilio Aguinaldo.—El Secretario de Guerra, Ambrosio Flores.

lunes, enero 23, 2006

LA ESPAÑA IMPERIAL: S.XVII












La Universidad de Trapisonda
, siempre atenta a la comprensión de nuestro extraño presente mediante el uso de la Historia, muestra aquí cómo nos vieron los enemigos, especialmente británicos, en el momento de máximo esplendor. Lo que sigue es discutible, sobre todo por carecer de elementos de comparación (en esta página, se entiende) de lo que los Españoles de Felipe II veían en, por ejemplo, Londres. En Madrid, por ejemplo, no hubo peste, ni grandes incendios.

FRAGMENTOS TOMADOS DEL CAPITULO I DE VIAJEROS POR ESPAÑA
De David Mitchell. (Mondadori)

LOS PRIMEROS BOSQUEJOS Viajeros del siglo XVII

Des
pués de la toma de Portugal en 1580 y ya como culminación, el imperio español se apropió de todo el sur, del centro y de una pequeña parte del norte de América, de casi la mitad de Italia, parte de Holanda, Filipinas, Ceilán, el Congo y varios lugares localizados en la distancia que separa la India de las Azores y el Caribe.

Pero el dominio y la supremacía traían como consecuencia guerras interminables, impuestos agobiantes y la amenaza continua de revueltas internas. El papado se unió a una larga lista de enemigos de Felipe II cuando dejó claro que la expulsión de los herejes luteranos era algo que España y los Habsburgos tenían que resolver por sí solos. El Siglo de Oro de la España heroica fue un período de continuos y desesperados esfuerzos para combatir levantamientos.

El humillante fracaso de la Armada en 1588 fue el primer aviso del decaimiento de la España invencible.
Un fraile anónimo que viajaba con una delegación papal en 1590 bosquejó un análisis burlón e irónico del ya vulnerable aunque todavía grande y temido coloso. Roma —decía él— era después de todo la capital cultural y religiosa de Europa, e Italia el país que visitaban los hombres de las artes y las letras —incluidos los españoles. La verdad es que a pesar del monopolio del tesoro que venía del Nuevo Mundo, la Corona Española se mantenía solvente gracias a los préstamos que recibía de los banqueros italianos, lo que le permitía mantener aún activos a los ejércitos.

Su experiencia confirmaba esas declaraciones. Un viaje en invierno desde Barcelona a Madrid llevaba tres semanas. Los caminos eran muy malos, las posadas carecían de fuego para calentarse y había que dormir sobre paja (normalmente infectada de piojos). Una vez superados los bichos, había que enfrentarse a la posibilidad de ser atracado por terribles bandidos acompañados de jaurías de perros (según los documentos de la época, algo también muy común en diversas partes de Italia). ¿Y Madrid? Instaurada como capital del reino por Felipe II por su alejamiento de las fronteras, y simbólico centro de España, Madrid era todavía poco más que un pueblo, una pequeña ciudad con pretensiones.

El fraile la definió como increíblemente pobre y paleta. Las casas estaban construidas con aljibe, eran normalmente de un solo piso y carecían de chimeneas y retretes.

«Hacen sus necesidades en palanganas que vacían después alegremente desde las ventanas. Esto provoca una peste horrible en la ciudad; si no limpiaran las calles, sería imposible andar por ellas aunque aún siendo así, se hace cuesta arriba el dar un simple paseo.»

Excepto aquellos privilegiados que habían sido educados en Italia, la mayoría de los españoles parecía carecer del mínimo sentido de la delicadeza. En Madrid, hombres y mujeres orinaban en mitad de la calle sin preocuparse por ser observados. Sus maneras en la mesa eran primitivas; ignoraban la utilización de cubiertos, cuchillo y tenedor, y comían con las manos cualquiera que fuese el alimento, carne o pescado. ¡Qué absurdo e injusto que un pueblo tan atrasado y bárbaro sea tan rico!

Sir Charles Cornwallis, enviado a España como embajador una vez firmado el Tratado de Paz de 1604 que daba fin a muchos años de guerra, no fue tampoco muy halagador con el país al que se le destinó. Se quejaba de los caminos llenos de baches que encontró a su llegada a La Coruña y meses más tarde escribía: «Este estado es uno de los más aislados y abandonados de toda la cristiandad.» Madrid había sido rehabilitada como capital de una España desunida que, en opinión de Cornwallis, no era más que una débil federación de provincias semi-autónomas. Felipe II, persona indecisa y de débil carácter, había sido sobornado con una importante suma de dinero para trasladar la capital desde Valladolid. El tesoro de las Indias había sido despilfarrado en un vano intento de aumentar el prestigio imperial. Las Cortes de Aragón, Valencia y Cataluña eran reacias a dar más dinero para lo que consideraban aventuras extranjeras de Castilla.

Algunos diplomáticos y mercaderes hacían frente a esta atmósfera hostil. Las denuncias de los herejes ingleses se realizaban por medio de panfletos propagandísticos en los que se afirmaba: «Esta nación semi-morisca surge del asqueroso fango africano, de los reductos otomanos y de los despreciables judíos.» Todos los viajeros eran observados atentamente por los cónsules ingleses que tomaban buena nota de adonde y con quién iban. Eran también vigilados por miembros de la Inquisición, algunos de ellos sacerdotes expulsados de la Iglesia Católica que ofrecían sobornos a cambio de ganar conversos. El mismo Cornwallis fue hecho prisionero en su embajada en una ocasión y, sitiado en una pequeña ciudad, tuvo que oír los gritos de «llorad herejes, perros luteranos». Por supuesto, Cornwallis salió rápidamente de vuelta hacia Inglaterra.

El consejo que sir Walter Aston, embajador en 1620, dio a William Lithgow para evitar la polémica religiosa, fue ignorado por éste. Lithgow era un escocés combativo que adquirió fama como «el Mártir de Málaga». Fue uno de los pocos «peregrinos» que cruzaron España por su cuenta; había estado en Italia, Grecia, Turquía y el Norte de África antes de iniciar su gran tercer viaje; el plan era ir desde Irlanda, pasando por España y luego Egipto, hasta la legendaria tierra de Préster John, Etiopía.

Incluso permitiéndose un discurso lleno de hipérboles, está claro que Lithgow no hace juicios parciales, banales. Llega a afirmar que «los moros bárbaros, los españoles moriscos, los turcos y los irlandeses son los pueblos menos trabajadores y más vagos que hay bajo el sol». Cuando llega a España en junio de 1620, la describe como «una enorme masa de montañas y campos estériles malamente abonados y tan despoblados que en dos días de viaje sólo he visto dos ventas en el camino. Los pueblos están muy distantes unos de otros y las cadenas montañosas son innumerables».

También hace la primera descripción de lo que puede ser un «auto-alojamiento» en una posada*: «No hay nada preparado... tienes que pagar por un lugar junto al fuego, comprar tu carne al carnicero, vino al posadero, fruta, aceite y hierbas al que te lo venda y llevártelo todo a la posada donde vas a dormir... Es una pesadez para el cansado viajero que llega hasta allí. Y en muchos sitios ni por dinero ni por candad te venden vituallas o provisiones pues sencillamente no las tienen.»

La sorpresa que los viajeros experimentan ante hechos como el narrado anteriormente, se repite una y otra vez en sus obras. Lithgow escribe que «los campesinos más pobres del mundo son los de aquí» y «que sus gemidos y quejan hacen llorar hasta a las piedras». Buen conocedor también de la situación de los campesinos de la parte Oeste de Escocia de quienes un cronista afirmó en una ocasión: «Llevan la vida más pobre que uno se puede imaginar habitando en chozas miserables... viviendo como cerdos en un agujero de barro y brezo» cuando Lithgow comenzó a narrar sus experiencias en España, no estaba dentro de sus planes hacer ningún tipo de comparación ni juicio de valor.

A su llegada a Málaga a finales de octubre, se encontró con enormes problemas. Charlando con marineros de «la flota inglesa que luchaba contra los piratas argelinos», fue acusado de trabajar como espía, enviado allí para informar de la llegada de un convoy cargado de riquezas que se había hallado en el Mediterráneo (por entonces se creía que el objetivo principal de los barcos ingleses era el del saqueo de otros barcos). Camino de su pensión, Lithgow fue arrestado por «nueve alguaciles... que me cubrieron con una capa negra y me amordazaron para acallar mis gritos...»

Puede que sus «trágicos sufrimientos» y «horribles dolores» fueran exagerados, pero lo cierto es que las torturas a las que le sometieron durante cinco meses le dejaron semilisiado para el resto de su vida. Investigado por los miembros de la Inquisición —ya que si no era un espía, sería un hereje— fue enviado al potro de tortura y sufrió las consecuencias de la prueba de agua hasta que «mis ojos se desorbitaron, mi boca echaba espuma y mis dientes castañeteaban como redobles de tambor». Un pasaje de su cuaderno de notas debió de ser particularmente ofensivo para sus mterrogadores: «Confieso —había escrito— que la Orden Española es más sagrada que la Italiana pero sólo los frailes y curas; los otros, perteneciendo a la nobleza, tienen más que ver con los ricos que con la religión.»

Sus comentarios sarcásticos sobre la Virgen María y la Iglesia Romana empeoraron aún más su situación. Rechazó convertirse por dinero y fue entonces encadenado y amenazado de «ser enviado clandestinamente a Granada y quemado a medianoche».

No fue liberado hasta la Pascua de 1621. Para entonces, algunos comerciantes ingleses ya eran conocedores de su penosa situación y contactaron con sir William Aston, quien inmediatamente intercedió por él ante «el Rey y el Cónsul de España». De vuelta en Londres, fue transportado en camilla para una audiencia en el palacio real. El rey escocés James, que había financiado su viaje, pagó una cura en Bath donde Lithgow se repuso —al parecer lo suficiente como para demandar al embajador español, el conde de Gondomar, a que le pagara la suma de mil libras por daños y perjuicios. Fue nuevamente a la cárcel y, a pesar de varias peticiones que el Parlamento hizo en nombre suyo, jamás recibió un solo penique.

El gasto de los viajes de Lithgow originó cierta repulsa a financiar más expediciones a España, sin embargo los comentarios que James Howell hizo de este país, contenidos en sus libros Instructions for Fórreme Travel y Familiar Letters*, eran de muy diferente tono a los de Lithgow. Casi tan amante de los viajes como éste pero mejor narrador, el enérgico galés era además de colega de Ben Jonson y de otros grandes escritores de la época, un maestro en la literatura de viajes, lo que le supuso llegar a ser uno de los autores más populares del siglo XVII. Sus cartas, que narran dos «misiones» en España, están dirigidas a sus amigos y mecenas. En 1617 fue enviado para organizar un embarque de «álcali conocido como barilia» desde Alicante a una fábrica de vidrio londinense. Cinco años más tarde fue a Madrid a negociar la liberación de un barco mercante inglés. En sus escritos habla de pésimas carreteras e «incontables aventuras», pero no ahonda en estos temas habiendo experimentado no ya sólo en Inglaterra, sino en otros países, las incómodas posadas, los caminos donde en invierno era prácticamente imposible transitar, o haber sufrido los acuerdos entre posaderos y bandidos para robar al viajero en un momento de descuido.

Como a muchos extranjeros provenientes del Norte, era el balsámico Sur lo que realmente le atraía. Valencia, escribía «es una de las ciudades más nobles de toda España, regada por una vega y emplazada en un valle... Aquí están las sedas más lujosas, los vinos más dulces y las almendras más sabrosas; los aceites más puros y las mujeres más bellas de todo el país; ni siquiera en la Corte de Madrid se encuentra algo similar. La llaman la segunda Italia lo que provoca que muchos moros desterrados piensen que el paraíso está en la parte del cielo que ilumina esta ciudad.»

Sus comentarios sobre Madrid no son tan halagadores, pues sus negocios con el favorito del Rey, el conde de Olivares que le garantizó una audiencia, no fueron muy bien. Escribe de él: «Se comportaba groseramente... y decía que cuando los españoles fueran tratados con justicia en Inglaterra, los ingleses lo serían aquí». De todas maneras, la impresión que le causaban las calles de Madrid no era tan mala habida cuenta de que París le parecía la ciudad más sucia y pestilente de la Cristiandad.
Describe brevemente una corrida de toros que se celebró en honor del príncipe Carlos y del duque de Buckingham: «Un gran espectáculo en el que hombres y toros se azuzan... A veces ocurre que los hombres mueren en el lance y por eso siempre hay sacerdotes preparados para confesarles por última vez o darles la extremaunción. He visto cómo un toro levantaba con los cuernos a dos hombres y los sacaba el intestino. Los hombres montados sobre un caballo llevan lanzas y espadas y portan aguijones en los pies. Como ya dije, el Papa ha intentado prohibir este "deporte", pero al pueblo le gusta y jamás permitirá que se lo quiten.»

Howell habla también de lo supersticiosos que son los españoles y cuenta: «Algunos, si van por la calle y ven en el suelo dos palitos o dos briznas de paja colocadas en forma de cruz, las cogen, las besan y las vuelven a dejar en el mismo lugar en que las encontraron». La excesiva piedad tenía sus ventajas, según él: «De doce meses que tiene el calendario, cinco por lo menos están dedicados a Santos y fiestas religiosas; en esas fecha no se trabaja: una religión que gustaría mucho a los novicios londinenses, ciertamente», aunque con sorna cuenta la historia de un fraile dominico que «en una procesión solemne en Alcalá mostraba sus testículos colgando bajo su hábito cortado».

También cuenta que durante la reconquista «algunas partes del Norte se mantuvieron bajo mando de reyes cristianos, especialmente Vizcaya, y nunca fueron conquistadas, como ocurrió con Gales e Inglaterra... y es más, yo creo que los vizcaínos guardan algún parecido con los galeses... conservan la lengua original española y son considerados la clase más antigua del país; por eso cuando algún hombre entra a formar parte de la Orden de Caballería, no hay inquisidores que investiguen si su sangre está mezclada con la de los moros o no, como se hace en otras partes. Si el Rey llega hasta los límites que separan Vizcaya del resto, se quita el zapato para no pisar otra tierra que no sea la suya».

Howell considera un error la expulsión de los moros y la nueva denominación de Cristianos Moriscos. «Es cierto que la colonización de las Indias y las guerras de Flandes han dejado estas tierras sin gente; desde la expulsión de los moros aún quedan menos, además se han quedado sin cereales; los moros arrancaron el trigo de las colinas... y ahora los españoles tienen que ir con sus burros al mercado y comprar los granos a los moros».

El resumen general y desenfadado que por contraste con Lithgow hizo Howell sobre el temperamento español, influyó en los escritores posteriores. El orgullo nacional era algo evidente y el proverbio popular de la época así lo confirmaba: «Dios creó el mundo en español, el demonio engañó a Eva en italiano y Adán pidió perdón en francés». El desprecio que la nobleza sentía hacia el trabajo como resultado de la larga dependencia de «esclavos» judíos y moros, afectó a todos los estamentos de la sociedad. La pobreza no era considerada una desgracia; la autoestima, provocada aún más por la creencia de que la conquista de los Incas y los Aztecas y la afluencia de oro del Nuevo Mundo eran pruebas del amor de Dios para con su Pueblo Elegido, estaba siempre presente y a veces incluso de forma pretenciosa. «Una vez un español se cayó y se rompió la nariz delante de mí; se levantó muy digno y desdeñosamente dijo: "voto a tal; esto es caminar por la tierra"».

Siendo lo que Howell denomina «una raza cabruna», sería de suponer que el español fuera «un gran seductor», aunque «no tan dulce y zalamero como el italiano». En cuanto a las mujeres, «hay un dicho que dice: "la dama perfecta sería inglesa de la cabeza al cuello; francesa del cuello a la cintura y holandesa de cintura para abajo"; yo añadiría "y los pies y manos de una española, pues son las que más pequeños los tienen"». Hay otro dicho: «la francesa para el baile, la holandesa para la cocina, la italiana para la ventana, la inglesa para el hospedaje y la española para la cama». Aunque uno debe acordarse de que "normalmente pasados los treinta ya han sido madres y yo he visto en Inglaterra mujeres de cincuenta que parecen más jóvenes que algunas de aquí de veinticinco".

Howell advierte a los viajeros de los retrasos con que pueden encontrarse: «El que vaya a ese país y tenga cosas que hacer, que se arme de flema y de paciencia... porque el tiempo que uno calcula para concluir un trabajo no tiene nada que ver con el que realmente vaya a transcurrir».
De todas maneras, Howell considera España «el país más capacitado después de Francia». «No hay que hacer caso», dice él, «del sarcasmo que los franceses utilizan respecto a España pues es consecuencia de la envidia que sienten hacia el imperio español. Hay que tener en cuenta que la lengua española es una de las lenguas más fáciles... pues es puro latín y algunas palabras moriscas, fácilmente diferenciadas por la pronunciación gutural». Están además «el vascuence o habla cántabra» en el Norte; la lengua de Valencia y Cataluña, mezcla de francés e italiano, y «en las montañas de Granada, la parte habitada por moros, se habla morisco». Pero el castellano o cristiano se entendía a lo largo y ancho del país. El viajero debía «prestar atención a las Postas en un país tan caluroso en verano, pues la sangre se altera demasiado» y «los viajes son duros, sometidos a constantes cambios climáticos; la tercera parte de la península la ocupan enormes colinas y montañas, espacios en los que las variaciones de aire frío a caliente son más pronunciadas que en ningún otro país lo pueden ser las diferencias entre aire invernal y veraniego». El otoño era la estación apropiada «para viajar al Sur de España, conocer Sevilla y visitar La casa de contratación de las Indias».

A pesar de que la plata que llegaba al puerto de Sanlúcar de Barrameda iba a parar mayoritariamente a manos de banqueros y comerciantes extranjeros, las autoridades conseguían retener lo suficiente para embellecer y dar un glamour especial a la ciudad de Sevilla. «Si», escribía Howell «uno se las puede ingeniar para estar en octubre a la llegada de La Flota de Plata, será testigo de algo que por su pompa y espectáculo es inimaginable en toda Europa: es tal la grandeza, que ni el Imperio Romano en sus mejores días ha conseguido tal efecto».

Lady Fanshawe recordaba Sevilla «esa gran ciudad, aunque no muy decadente» como el lugar en el que hacía tiempo «el conde de Molina me regaló un cachorro de león; me excusé ante él por no aceptarlo pero es que me daba miedo una compañía como ésa dada mi natural cobardía». Los regalos se fueron acumulando en su palacio desde el mismo día en que ella y su marido sir Richard (nuevo embajador) se establecieron en Cádiz en 1664.

«El cónsul inglés, en unión de todos los comerciantes, nos regaló dos juegos de plato, jofaina y jarra y ropas de tafetán carmesí». La duquesa de Alburquerque los recibió en Jerez «y me colocó a su derecha sobre almohadones como se estilaba en la Corte». Lady Fanshawe cuenta que rara vez comían las esposas con sus maridos y si lo hacían, se sentaban en el suelo con las piernas cruzadas (al estilo moro) rodeadas de sus hijos, pero nunca en sillas, pues pensaban que eran muy incómodas. Los almohadones se utilizaban sólo para las grandes ocasiones y el número utilizado indicaba el rango al que pertenecía la persona que estaba sobre ellos; lady Fanshawe narra que en una ocasión vio «a la reina sentada en el Palacio del Buen Retiro sobre tres almohadones».

En Madrid, dice lady Fanshawe, «todas las mujeres se copiaban... y se pintaban en tonos blancos y rojos, desde la reina hasta la mujer del zapatero, mujeres mayores y jóvenes, exceptuando las viudas». Pero se lamenta de que «los niños de los más poderosos» tenían una educación muy mala, pues «los mantenían alejados de sus amigos y niños de su edad; nunca comían con sus padres» y estaban al cargo de adustos y severos sacerdotes. «Hasta que las hijas no se casaban, no eran presentadas en sociedad y los matrimonios se arreglaban en base a las fortunas de cada familia; si no había matrimonio, las hijas eran destinadas al convento.»

Una atracción especial era viajar con españoles pues resultaba extraño y excitante: «Son las personas más alegres del mundo y tan pronto alguien se acerca a su mesa, reparten sus provisiones». De hecho lady Fanshawe, que había padecido exilio real y sufrido las consecuencias de una guerra civil en su país, es muy expresiva y elocuente respecto a este tema de las provisiones que España poseía y afirma tajantemente que «no es cierto que los españoles no puedan pagar alimentos o bebidas o que no los tengan; quien tenga dinero, que venga a España pues podrá adquirir y disfrutar de los mejores vinos, incluido el Jerez y el vino canario que es exquisito. El agua es tan buena como la leche y con el trigo que recogen, elaboran el pan más dulce del mundo; el bacón es algo más que sabroso, la ternera de Segovia es mucho más rica que la nuestra así como las perdices y las salchichas... su nata es mucho más suave y densa que cualquiera que se pueda encontrar en Inglaterra; los huevos son más grandes que los de nuestras gallinas y nada que decir de las muchas frutas y hortalizas y de esas olivas que no tienen comparación con las de lugar alguno de la tierra».

Pero los comentarios y anotaciones de lady Fanshawe no se destinaron a su publicación. Lo que más se vendió a lo largo del siglo fueron las memorias de una mujer francesa, madame d'Aulnoy. Sus cuentos de hadas eran reconocidos en todas partes y su versión de la alta sociedad española era mucho más picante y rebuscada que la de lady Fanshawe; a pesar de eso, su obra desprende un matiz de condescendencia hacia todo lo español, pues escribe desde el escenario prepotente de la Francia de Luis XIV; España es tratada como un país a medio civilizar y muy pintoresco. Desde 1691, fecha de su publicación, y durante los 150 años siguientes, su libro fue impreso en varias lenguas y considerado como best-seller de no dudoso origen. Sin embargo, después se hicieron conjeturas sobre si madame d'Aulnoy llegó a estar realmente en España o si sus referencias venían de unos boletines que su madre (huida a España por peligro de ser asesinada) le enviaba desde allí.

Algunas de sus piezas, completamente barrocas, podrían perfectamente haber sido extraídas de las obras de Calderón. Por ejemplo: en una corrida de toros en la Plaza Mayor de Madrid, un elegante y joven hidalgo (torear era deporte de nobles), haciendo alarde de su valor ante la mujer amada, es cogido y atravesado por los cuernos del toro. Una mujer, loca de celos, da de comer al infiel marido el corazón de su amante. Otra, ataviada con trajes de hombre, combate y mata al amante que la desaira. A los mercenarios contratados se les indica claramente qué arma deben utilizar para consumar el asesinato para el que fueron llamados. La intriga amorosa es un tema constante, así como los finales trágicos. Centrándose en cómo pasaba la gente rica sus ratos libres, describe las procesiones de los acicalados penitentes en Semana Santa: «Creí desmayarme... Imaginen un hombre que se va acercando poco a poco hasta donde uno está y que va chorreando sangre... Hay ciertas reglas por las que se rigen para actuar de forma elegante, y maestros que les enseñan el arte de la penitencia como quien enseña a bailar o a practicar la esgrima... En la parte trasera del chaleco llevan dos agujeros y un lazo atado a su látigo; éste normalmente pertenece a la amada que les hace el honor de dárselo en prueba de favor».

La desocupación alimentaba la lujuria («hay chicos de doce o trece años que pasan sus ratos con concubinas») y la sífilis era una enfermedad tan común como extendida. «Los niños pueden nacer con ella contagiados por sus madres o la adquieren a través de sus nodrizas y hay niñas vírgenes que la padecen por igual; si consiguen curar a algunos, saben con certeza que se puede reproducir en cualquier momento... En la corte las damas hablan de ella como si se tratara de migraña o fiebre.»

El hecho de que pocos españoles salieran fuera de las fronteras y la consecuente ignorancia del mundo exterior, fomentó el engaño de que España, y especialmente Madrid, era «el centro de bienestar y felicidad». Madrid era la ciudad europea menos visitada por los extranjeros debido a su mal hospedaje. «Los españoles no están preparados para albergar gente en sus casas pues son muy celosos de sus mujeres... y no estoy segura de si supera en dos el número de posadas que hay en toda la ciudad; en una de ellas se come a una hora inusual para un francés y además no tiene servicio; en esta ciudad los coches de alquiler escasean.»

Pero madame d'Aulnoy no podía dejar de sorprenderse ante la absoluta irresponsabilidad de la nobleza que «esquilman sus riquezas gastándoselo todo alegremente sin pensar en inversiones ni ahorros... un príncipe que tenía tierras en Sevilla y que quedaron sin valor no se preocupó ni siquiera de hacer las gestiones y los papeleos pertinentes alegando que no era propio de un "caballero" complicarse con burocracias por un asunto tan nimio».


domingo, enero 22, 2006

LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS


Hágase la Luz y que lo veamos.


LOS EVANGELIOS GNÓSTICOS. O APÓCRIFOS

-Dios escribe recto con renglones torcidos.

-Frecuentemente, pero unas veces en arameo y otras en copto, que ya es poner dificultades. Me dicen mis espías que el copto es egipcio post-piramidal.

-Pues en post-piramidal están escritos los Evangelios Apócrifos.

-¿Los del Código da Vinci?

-No: los verdaderos apócrifos, o sea, los verdaderos falsos. Y todo eso de la Magdalena no viene.

-¿Cómo que no? ¿Ni lo de los niños que tuvieron?

-No me hagas mucho caso, porque tampoco sale Leonardo de Vinci. Creo que ni Roma ni Poncio Pilatos.

-Se dice “Pilato”, o sea, armado con el “pilum”.

-Si se quiere. Pero no quiero: Pilatos se me ajusta mejor a la boca.

-¿Pero sale la Magdalena al menos?

-Sí, pero me parece que no es ella; que es María a secas; o sea, la libertina, no. La cosa es confusa.

-Claro: estando en copto…

-El volumen contiene cuatro sorprendentes y bellos evangelios gnósticos: el Libro secreto de Jaime, el Evangelio de Tomás, el Libro de Tomás y el Libro secreto de Juan. Estos cuatro textos, traducción de los manuscritos de Naj 'Hammadi, ofrecen lo que en ellos mismos se denomina «las enseñanzas secretas del Salvador», y nos ayudan a entender la desaparición del gnosticismo. Disidentes del mundo antiguo, defensores del acercamiento íntimo a Dios y, sobre todo, rebeldes a la autoridad de sacerdotes y obispos, los gnósticos fueron perseguidos sin piedad por la iglesia oficial, que destruyó la mayoría de sus documentos y alentó los escritos hostiles de filósofos y teólogos ortodoxos. Los hermosos textos de Naj 'Hammadi nos devuelven, 2.000 años después, el testimonio de una fe inquietante. Eso, al menos, es lo que dice la contraportada. Pero de verdad que tienen cosas muy bien traídas:

«Estos niños que maman son como los que entran en el reino».
Ellos le dijeron: «¿Entonces entraremos en el reino como niños?». Jesús les dijo: «Cuando convirtáis los dos en uno, cuando hagáis lo que está dentro igual a lo que está fuera y lo que está fuera igual a lo que está dentro, y lo que está arriba igual a lo que está abajo, cuando convirtáis lo masculino y lo femenino en una sola cosa, de tal modo que lo masculino no será masculino y lo femenino no será femenino, cuando hagáis que los ojos sustituyan un ojo, que una mano sustituya una mano, que un pie sustituya un pie …

-Y así sucesivamente. Substituyéndolo todo sin descanso. Pero en estos tiempos en que no hablamos claro aunque nos despellejen, tiene cosas que hacen pensar:

Dicho 53 Sus discípulos le dijeron: «¿Es la circuncisión útil o no?».
Él les dijo: «Si fuera útil, un padre produciría hijos ya circuncidados de su madre. Pero la circuncisión verdadera, espiritual, es útil bajo todos los puntos de vista».

-Dirás que insisto mucho, pero lo de la Magdalena me pica la curiosidad, aunque no sea la Magdalena.

-Ya te comprendo, hombre, pero te aviso que los apócrifos, pese a ser gnósticos, son bastante más claros que la Cosa Da Vinci. Verás: la menciona un momentito el Evangelio de Tomás, por una queja de San Pedro:

Dicho 111 Jesús dijo: «¡Ay de la carne que depende del alma! ¡Ay del alma que depende de la carne!». Dicho 112 Sus discípulos le dijeron: «¿Cuándo vendrá el reino?».
«No vendrá porque lo busquéis. Ni servirá decir: "¡Helo aquí!" o "¡Helo allí!". Sino que el reino del Padre está extendido por la tierra, mas la gente no lo ve».

Dicho 113 Simón Pedro les dijo: «Que María nos deje, pues las mujeres no son dignas de la vida». Jesús dijo: «He aquí que la guiaré para que se vuelva varón, para que también ella pueda convertirse en un espíritu viviente como vosotros, los hombres. Pues toda mujer que se haga varón entrará en el reino de los cielos».

-¿No es eso un poco fuerte? No sé yo si a las mujeres les parecerá bien no ser dignas de la vida.

-Creo que quiere decir de “La Vida”, o sea, de la espiritual gnóstica.

-Si es así… Pero no creo que estén dispuestas a hacerse varones.

-Es probable. Pero ya te digo que tienen cosas que hacen pensar, o sea, como crucigramas, pero en apócrifo. Mira esto del Libro Secreto de Juan:

11 «Dije: "Que quien oiga se alce de su sueño profundo".
«Un durmiente lloró y derramó lágrimas amargas. Secándoselas, el durmiente dijo: "¿Quién pronuncia mi nombre? ¿Cuál es la fuente de esta esperanza que ha venido a mí, morando en la atadura de la prisión?". " «Yo dije: "Yo soy el Pensamiento Anterior de la luz pura. Yo soy el Pensamiento del Espíritu virgen, que te ha elevado a un lugar de honor. Levántate, recuerda que has oído, y busca tu raíz: pues yo soy compasivo. Protégete contra los ángeles de la miseria, los demonios del caos, y todos los que te atrapan, y ten cuidado con el sueño profundo”.

sábado, enero 21, 2006

CENTENARIO DE LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS

La felicidad de Flotar sobre el mundo

Artículo recogido del ABC, que conmemora una infamia de las muchas que andan por esos mundos. Conviene al Historiador que aspire a doctararse en la Universidad de Trapisonda.

CENTENARIO DE UNA PATRAÑA

Los Protocolos de los Sabios de Sión y la superchería de una conspiración judía internacional tuvo sangrientas consecuencias en el siglo XX, sobre todo en la Alemania Nazi, fue alentada por Henry Ford y goza de amplio eco en el mundo árabe.

Hay calumnias que tienen las piernas largas como el miedo. Una que se resiste a morir es la de la historia como conspiración, que una internacional judía maneja los designios del mundo. Esa formidable patraña sirvió y sirve para atizar prejuicios: propició la matanza de 60.000 judíos en Rusia bajo la acusación de que estaban tras la Revolución de Octubre, alimentó el delirio racial de Adolf Hitler y sigue hallando eco en el mundo árabe. Aunque el antisemitismo —en realidad el miedo al otro— goza de amplia raigambre en la historia, la especie de la gran conspiración judía internacional fue perpetrada en París en 1895 bajo las instrucciones de un siniestro personaje, vinculado a la Okhrana, la policía secreta zarista: Piotr Ivanovich Rachkovsky buscaba una coartada para las medidas anti-judías de Moscú. «Los protocolos de los sabios de Sión» inició hace un siglo su difusión internacional después de que en 1905 fuera publicado en Rusia como apéndice a «Lo grande y lo pequeño», obra de un oscuro místico conocido por el sobrenombre de Seguéi Alexándrovich Nilus, quien adujo que había traducido al ruso unos papeles que demostraban la doblez, cinismo y ambición del judaísmo: un manual para dominar el mundo. Aunque la superchería fue desmontada en 1921 por Philip Graves, un redactor del diario londinense «The Times», que encontró en Estambul un viejo ejemplar de los «Diálogos en los infiernos entre Maquiavelo y Montesquieu, o la política de Maquiavelo en el siglo XX», la mentira no expiró. El original francés parecía anónimo —lo firmaba «un contemporáneo»—, pero como probó Graves en tres artículos publicados el 16,17 y 18 de agosto de 1921, había sido redactado en realidad por el abogado Maurice Joly en 1858. Graves demostraba en «La verdad sobre los Protocolos: una falsificación literaria» que Nilus no sólo había transplantado párrafos enteros del texto de Joly, sino plagiado también escritos del antisemitadecimonónico Hermann Goedsche. Lo que el reportero británico dejaba claramente al descubierto era la insostenible falsedad de que los «Protocolos» eran fruto de una logia secreta de sabios judíos, los anales de una conferencia sionista internacional presuntamente celebrada a fines del siglo XIX. Entre los propagandistas de esa teoría conspiratoria jugó papel estelar el magnate del automóvil Henry Ford, que financió varias ediciones del libro —para León Klenicki, rabino argentino afincado en Nueva York y miembro de la Liga Antidifamación, «un manual de odio antisemita»— e impulsó una revista («The Dearborn Independent») de-dicada a alertar de una «amenaza judía» que, como en la España de Franco, se asociaba al peligro comunista. El escritor estadounidense Philip Roth plantea en su última novela, «La conjura contra América», la hipótesis de que otro famoso antisemita, el aviador Charles Lindbergh, admirador de Hitler, ganaba en 1942 las elecciones frente a Franklin Delano Roo-sevelt y cambiaba el curso del siglo XX.

Con motivo del primer centenario de esta sangrienta patraña, la jurista israelí Hadassa Ben-Itto ha publicado un esclarecedor estudio sobre la peripecia del libro. Desataron la curiosidad y el celo profesional de Ben-Itto las menciones a los «Protocolos» que varios diplomáticos hicieron en su presencia cuando representó a su país en dos asambleas generales de la ONU. En «La mentira que no ha querido morir», Ben-Itto, de 78 años, ex diplomática y juez del Tribunal Supremo de Israel, «ha probado más allá de cualquier duda razonable que los Protocolos' eran una falsificación», remacha Frank Cass, de Vallentíne Mitche-11, su editora británica.

Jacobo Israel (Tetuán, 1942), presidente de las Comunidades Judías de España y de la Comunidad Judía de Madrid, recuerda que las teorías conspiratorias tienen un origen medieval. Escéptico sobre la capacidad del libro de Ben-Itto para iluminar a quienes se alimentan de prejuicios, recuerda que desde Quevedo «el an-tijudaísmo es una tradición nacional». La primera edición española de los «Protocolos» es de 1927. Se volvió a publicar, en 1932, con prólogo del falangista Onésimo Redondo, y después de la guerra —cuando la propaganda franquista metía en el mismo saco a «rojos, judíos y masones»—, hubo nuevas ediciones en 1948, 1963 y comienzos de los setenta, cuando entró a formar parte de la parafernalia ideológica de grupúsculos de extrema derecha, donde sigue confinada. En su despacho de la principal sinagoga de Madrid —sita en la calle Balmes, en el centro de una recoleta plazuela de Chamberí—, Jacobo Israel se explaya acerca de las «contradicciones-simultáneas» del franquismo ante los judíos, ya que no dictó leyes raciales, pero creó un arhivo de judíos. Aunque admite que «no hay antisemitismo fuerte en la actual sociedad española», parte de la izquierda alienta un nuevo antíjudaísmo al calor de la crítica a la política del Gobierno israelí hacia los palestinos.

NOTA NECESARIA: La Universidad de Trapisonda no dejó de notar que, coincidiendo con el trabajo que se reproduce salieron varios más en un breve plazo. Como el centenario de una falsificación histórica es siempre asunto notable, la Junta de Rectores mandó a sus investigadores, pero el libro, fuera del mercado, se ha perdido en las bibliotecas consultadas.

Con todo, se ha podido hallar un ejemplar antiguo, de los años veinte, del que recogemos el fragmento inicial del Primer Protocolo, que contiene una visión triste y salvaje de la naturaleza del hombre. Quizá verdadera a fuerza de realismo descarnado. En cualquier caso es el educando de historiador quien debe juzgar. No sólo Ben Itto, cuyo nombre parece algo retocado.

EL RECTOR 007.

PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SIÓN
Por Serge Nilus.

PROTOCOLO I (fragmento)

Contenido:

El derecho sólo está en la Fuerza.- La Libertad no es más que una idea.- El Liberalismo.- El oro.- La locura.- La Autonomía.- El Despotismo del Capital.- El Enemigo Doméstico.- La Plebe.- La Anarquía.- La Política y la Moral.- El derecho del más fuerte.- El poder Judío Franc-Masón es invencible.- El fin justifica los medios.- Las turbas son ciegas.- Las discordias de los partidos.- La forma de gobierno que mejor conduce a nuestro fin es la Autocracia.- Los Licores Fuertes.- El Clasicismo.- El Libertinaje.- El principio y las Reglas del gobierno Judío y FrancMasón.- El Terror.- Libertad, Igualdad y Fraternidad.- El principio del gobierno dinástico.- Los Privilegios de la Aristocracia de los Cristianos, destruidos. - La nueva aristocracia. - Cálculo psicológico.- Abstracción de la Libertad.- Amovilidad de los Representantes del Pueblo

Dejemos de lado toda fraseología; estudiemos en sí misma cada idea e ilustremos la situación por medio de comparaciones y deducciones. Voy, pues, a formular nuestro sistema desde el punto de vista nuestro y desde el punto de vista de los cristianos.

Hay que hacer notar ante todo que los hombres dotados de malos instintos abundan más que los de buenos sentimientos. Por esta razón hay que esperar mejores resultados cuando se gobierna a los hombres por medio de la violencia y el terror, que cuando se trata de gobernarles por medio de las discusiones académicas. Todo hombre aspira al poder; cada uno quisiera convertirse en dictador; si esto fuera posible al mismo tiempo, muy poco faltaría para que no estuvieran todos prontos a sacrificar el bien de los demás, a trueque de conseguir cada uno su propio provecho.

¿Qué es, pues, lo que ha reprimido hasta ahora a esa bestia feroz que se llama hombre? ¿Qué es lo que ha podido dirigirle hasta el presente? Al iniciarse el orden social, el hombre se ha sometido a la fuerza bruta y ciega; más tarde, a la Ley, que no es más que esa misma fuerza, pero disfrazada. De donde yo saco la conclusión que, según la Ley Natural, el derecho radica en la fuerza. La Libertad Política es una idea y no un hecho. Se necesita saber aplicar esta idea cuando es necesario atraer las masas populares a un partido con el cebo de una idea, si ese partido ha resuelto aplastar al contrario que se halla en el poder. Este problema resulta de fácil solución si el adversario se mantiene en el poder en virtud de la idea de libertad, de eso que se llama Liberalismo, y sacrifica un poco de su fuerza en obsequio de esa idea: Libertad. Y he aquí por dónde ha de llegar el triunfo de nuestra teoría: una vez que se aflojan las riendas del poder, inmediatamente son recogidas por otras manos, en virtud del instinto de conservación, porque la fuerza ciega del pueblo no puede quedar un solo día sin tener quien la dirija, y el nuevo poder no hace otra cosa sino reemplazar al anterior debilitado por el Liberalismo En nuestros días, el poder del oro ha reemplazado al poder de los gobiernos liberales. Hubo un tiempo en que la fe gobernaba. La idea de libertad es irrealizable, porque nadie hay que sepa usar de ella en su justa medida. Basta dejar al pueblo que por algún tiempo se gobierne a sí mismo, para que inmediatamente esta autonomía degenere en libertinaje. Surgen al punto las discusiones, que se transforman luego en luchas sociales, en las que los Estados se destruyen, quedando su grandeza reducida a cenizas.

Sea que el Estado se debilite en virtud de sus propios trastornos, sea que sus disensiones interiores lo ponen a merced de sus enemigos de fuera, desde ese momento, ya puede considerarse como irremediablemente perdido; ha caído bajo nuestro poder

El despotismo del Capital, tal como está en nuestras manos, se le presenta como una tabla de salvación y a la que, de grado o por fuerza, tiene que asirse, si no quiere naufragar. A quien su alma noble y generosa induzca a considerar estos discursos como inmorales, yo le preguntaría: Si todo Estado tiene dos enemigos y contra el enemigo exterior le es permitido, sin tacharlo de inmoral, usar todos los ardides de guerra, como ocultarle sus planes, tanto de ataque como de defensa; sorprenderlo de noche o con fuerzas superiores, ¿por qué estos mismos ardides empleados contra un enemigo más peligroso que arruinaría el orden social y la propiedad, han de reputarse como ilícitos e inmorales? ¿Puede un espíritu equilibrado esperar dirigir con éxito las turbas por medio de prudentes exhortaciones o por la persuasión, cuando el camino queda expedito a la réplica, aun la más irracional, si se tiene en cuenta que ésta parece reducir al pueblo que todo lo entiende superficialmente? Los hombres, sean de la plebe o no, se guían casi exclusivamente por sus pasiones, por sus supersticiones, por sus costumbres, sus tradiciones y sus teorías sentimentales; son esclavos de la división de partidos que se oponen aun a la más razonable avenencia. Toda decisión de las multitudes depende, en su mayor parte, de la casualidad, y cualquier resolución suya es superficial y adoptada con ligereza. En su ignorancia de los secretos políticos, las multitudes toman resoluciones absurdas y la anarquía arruina a los gobiernos.

La política nada tiene que ver con la moral. El gobierno que toma por guía la moral no es político, y en consecuencia es débil. El que quiera dominar debe recurrir a la astucia y a la hipocresía. Esas grandes cualidades populares, franqueza y honradez, son vicios en política, porque derriban de sus tronos a los reyes mejor que el más poderoso enemigo. Estas virtudes deben ser atributos de los príncipes cristianos; pero nunca debemos tomarlas por guías de nuestra política.

Nuestro objeto es apoderarse de la fuerza. La palabra Derecho es un concepto abstracto, al que nada corresponde en el orden real y con nada se justifica
Esta palabra simplemente significa: Dame esto que yo quiero, para probar que yo soy más fuerte que tú.

¿Dónde empieza y dónde acaba el derecho? En un estado en el que el poder está mal organizado, en el que las leyes y el gobierno se han convertido en algo impersonal, como efectivamente sucede con los innumerables derechos que el Liberalismo ha creado, yo veo un nuevo derecho: el de echarme en virtud de la ley del más fuerte, sobre el orden, sobre todos los reglamentos y leyes establecidos, y trastornarlos; el de poner mano sobre la ley, el de reconstruir a mi antojo todas las instituciones y constituirme amo y señor de los que nos abandonan los derechos que su propia fuerza les había dado, y a los que han renunciado voluntariamente, liberalmente.

Gracias a la debilidad actual de todos los gobiernos, el nuestro será más duradero que cualquier otro, porque será invencible hasta el último momento, y quedará tan profundamente arraigado que no habrá astucia que pueda causar su ruina..

De todos los males más o menos transitorios que hasta hoy nos hemos visto obligados a causar, nacerá el bien de un gobierno inconmovible que restablecerá la marcha normal del mecanismo de la existencia nacional, perturbada por el Liberalismo. El éxito justifica los medios. Pongamos la atención en nuestros proyectos, pero fijándonos menos en lo bueno y lo moral que en lo necesario y en lo útil.

Tenemos delante de nosotros un plan en el que están estratégicamente expuestos los lineamientos de los que no podemos desviarnos sin peligro de ver destruidos el trabajo de muchos siglos.

Para encontrar los medios que conducen a este fin, debemos tomar en cuenta la cobardía, la volubilidad, la inconstancia de las multitudes; su incapacidad para comprender y valorizar las condiciones de su vida y de su bienestar. Es necesario no perder de vista que la fuerza de las multitudes es ciega e insensata; que no discurren, que oyen lo mismo de un lado que del otro. Un ciego no puede guiar a otro sin caer ambos al precipicio. Pues de igual manera los hombres de las turbas, salidos del pueblo, aunque estén dotados de un genio singular, les hace falta comprender la política y no pueden intentar con éxito dirigir a los demás sin causar la ruina de una nación.

Sólo un individuo preparado desde su niñez a la autocracia puede conocer el lenguaje y la realidad políticas. Un pueblo abandonado a sí mismo, es decir, puesto en manos de un advenedizo, se arruina por las discordias de los partidos que excitan la sed del mando y por los desórdenes que de esto se originan. ¿Pueden por ventura las turbas populares razonar serenamente, sin rivalidades intestinas y dirigir los asuntos del Estado, que no pueden ni deben confundirse con los intereses personales? ¿Pueden defenderse contra los enemigos de fuera?. Esto es imposible. Cualquier plan dividido entre tantas cabezas como son las de las multitudes, resulta ininteligible e irrealizable.

Sólo un autócrata puede elaborar planes vastos y claros; dar a cada cosa el lugar que le corresponde en el mecanismo de la máquina del gobierno. Digamos, pues, en conclusión, que para que un gobierno pueda ser útil al pueblo y alcanzar el fin que se propone, debe estar centralizado en las manos de un individuo responsable. Sin el despotismo absoluto, la civilización es. imposible; la civilización no es obra de las masas, sino del que las dirige, sea éste el que fuere. La multitud es un bárbaro que en todas las ocasiones demuestra su barbarie. Tan pronto como las turbas arrebatan su libertad, ésta degenera en anarquía, que es el más alto grado de barbarie.

¡Ved esos animales ebrios de aguardiente, embrutecidos por el vino, esos hombres a quienes al mismo tiempo que se les ha dado la libertad se les ha concedido el derecho de beber hasta ahogarse! Nosotros no podemos permitir que los nuestros caigan tan bajo.

Los pueblos cristianos están idiotizados por el alcohol y los licores; su juventud embrutecida por los estudios clásicos y el libertinaje precoz al que la han empujado nuestros agentes - maestros, criados, gobernantes, en las casas ricas; otros agentes nuestros, nuestras mujeres, en los centros de diversión de los Cristianos. A estas últimas hay que sumar las que se llaman mujeres de mundo, imitadoras voluntarias del libertinaje de aquéllas y de su lujo.

Nuestra palabra de orden es la fuerza y la hipocresía. Sólo la fuerza puede triunfar en política, principalmente si permanece velada por el talento y demás cualidades necesarias a los hombres de Estado.

La violencia ha de ser un principio: la hipocresía y la astucia una regla para los gobernantes que no quieran dejar caer su corona en las manos de una fuerza nueva. Este mal es el medio único de llegar al fin: el bien.

Por lo mismo, no debemos detenernos como espantados delante de la corrupción, del engaño, de la traición, siempre que ellos sean medios para llegar a nuestros fines. En política se necesita saber echarse sin vacilaciones sobre la propiedad ajena, si por este medio podemos obtener la sumisión de los pueblos y el poder.

Nuestro Estado, en esta conquista pacífica, tiene el derecho de reemplazar y sustituir los horrores de la guerra por las sentencias de muerte, menos ostensibles, pero más provechosas para mantener vivo este terror que hace a los pueblos que obedezcan ciegamente. Una severidad justa, pero inflexible, es el principal factor de la fuerza de un Estado, y esto constituye no sólo una ventaja nuestra, sino también un deber, el deber que tenemos de adaptarnos a este programa de violencia y de hipocresía, para alcanzar el triunfo.

Tal doctrina basada sobre el cálculo es tan eficaz como los medios de que se sirve. No es, pues, solamente por estos medios, sino también por esta doctrina de la severidad como someteremos todos los gobiernos a nuestro Super-Gobierno. Bastará que se sepa que somos inflexibles para reprimir todo conato de insubordinación

Hasta aquí la cita del primer protocolo, una tremenda falsificación histórica y una lamentable clonación de la peor visión del espíritu humano, sometido al miedo y a la descarnada codicia.

viernes, enero 20, 2006

SALAMANCA "PRESTAT"


(España con problemas de erección)

LO QUE NATURA NO DA, NO TIENE POR QUÉ PRESTAR SALAMANCA

(Donde se nota la prepotencia de una banda llorica catalana (que no de Cataluña entera) y se imagina qué pasaría si se tratara de expropiar el Archivo de la Corona de Aragón, sito en Barcelona)

Noticia e Historia en uno solo. Porque estas quinientas cajas salidas de Salamanca rumbo a no-sé-qué del Vallés, con trasbordo en Madrid sólo demuestran hasta qué honduras se ha refugiado la idea de ser una sola nación, cuando es casus belli el cambio de localización de un fondo documental. Hecho, eso sí, con prepotencia y chulería por parte de un Carod que confiesa no creer en España como unidad de nada; ni siquiera de legajos.

Seguramente España es el Purgatorio de Europa: los que no quieren pasar por la depuración de culpas del juicio particular, nacen en España y, así, cuando Dios les llama a examen, no tienen que dar muchas explicaciones para acceder a la Gloria: «Es que soy Español». «Cierto, hijo mío: bastante has sufrido ya. Pasa y que te den chocolate con churros». O eso o que España es el lugar planetario que elegimos los tontos para nacer y dejarnos manejar por otros más tontos aún, que es camino de sacrificio. Bajo el dominio, claro, de diablotes de tanda, guarnición imprescindible para sufrir en las cuatro lenguas de esta tierra, novísimos puntos cardinales de la demagogia.

Se nos gobierna con nocturnidad. Con desparpajo. Con alevosía. Y lo peor: con desdén y sin riesgo. Qué vergüenza: en Salamanca se vigilaban con mala cara los policías nacionales y los municipales.

ORT/PRESS. Madrid
Tal y como estaba previsto, las 500 cajas del Archivo de Salamanca salieron ayer del colegio de San Ambrosio. A las 6.30 de la mañana, los operarios del Ministerio de Cultura sacaron los documentos en carretillas en medio de un cordón policial que custodió todo el recorrido hasta las furgonetas donde fueron trasladados. El Ayuntamiento de Salamanca ha recurrido ante la Audiencia Nacional y ha pedido que los documentos no salgan del Ministerio de Cultura, donde fueron depositados. Mientras, la ministra Carmen Calvo aseguró que los legajos saldrán para Cataluña "cuanto antes mejor". Aunque no ha precisado fechas, en Barcelona los esperan mañana o el lunes.

Un centenar de agentes de la Unidad de Intervención de la Policía Nacional custodió el traslado de los legajos para prevenir posibles altercados. No obstante, en la calle, a la hora que se realizó el traslado, apenas había media docena de personas que lanzaron algunos gritos como "asesinos", "esto es un robo" o "a los ladrones".

Las cajas salieron del Archivo a pesar de que anteayer el Ayuntamiento de Salamanca decretó la prohibición de carga y descarga en los aledaños del edificio. De hecho, los efectivos municipales impidieron a los dos furgones policiales que entraran en las calles adyacentes donde está ubicada la sede. Los agentes accedieron a su interior por la puerta de servicio y sacaron los documentos en carretillas después de presentar una orden de la ministra de Cultura.

El Portavoz del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Salamanca, Femando Rodríguez, criticó el "inusitado" despliegue de policía nacional, que esperó se viera "para velar por la seguridad ciudadana". Además Rodríguez anunció que el consistorio recurrirá ante la Audiencia Nacional por incumplimiento de la ley que ampara la salida y pedirá además con carácter provisionalísimo la inmovilización de los legajos en las dependencias del Ministerio de Cultura dónde se encuentran depositados. El equipo municipal también denunciará ante el juzgado de guardia correspondiente la manera en que se ha llevado la acción por si pudiera ser constitutiva de alguna infracción penal.

El presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, denunció la forma "prepotente y humillante" con "que se ha llevado a cabo el traslado, "con la nocturnidad propia de quien se avergüenza de hacerlo a la luz del día"; un disparate que en su opinión, ha alcanzado la categoría de "escarnio".

"El Archivo de Salamanca se presenta ayer ante los españoles como un ejemplo real de lo que el actual Gobierno de España está dispuesto a hacer en cualquier ámbito con tal de dar satisfacción a las minorías de las que depende", dijo. Y añadió: "la Junta de Castilla y León no olvida que el Archivo se ha roto gracias al apoyo activo y sumiso de algunos políticos socialistas de esta tierra".

Desde el PSOE de Castilla y León, el secretario de Organización, Fernando Benito, se felicitó por la "normalidad" con que ha discurrido todo el traslado, una prueba evidente dé que en la actualidad existe una sociedad "democráticamente avanzada y madura". "No era posible esperar a la decisión del Tribunal Constitucional; la solución' es aplicar la ley", argumentó.

Mientras, la ministra de Cultura, Carmen Calvo, aseguró que los papeles saldrán para Barcelona "cuanto antes mejor" y que seguramente lo harán por carretera. Calvo explicó que el traslado se ha realizado tan pronto por la mañana "para no molestar e interrumpir la vida cotidiana de los salmantinos". La ministra lamentó que "el Ayuntamiento no haya prestado la colaboración adecuada que establece la Constitución, aunque alabó la tranquilidad y el sentido común de los salmantinos "frente a la exaltación y la crispación de su regidor".

En relación al recurso interpuesto por el Ayuntamiento ante la Audiencia, la ministra le animó a que ponga todos los recursos que quiera porque de momento "todos han fallado en su contra".

ADENDA:
Se añaden algunas de las más que previsibles consecuencias históricas de tanto sectarismo contrario a los intereses históricos de la nación:

El PNV pedirá sus legajos

• El portavoz de Justicia del PNV en el Congreso, Emilio Olabarría, adelantó que el PNV exigirá la devolución al País Vasco de los documentos que les fueron incautados en la Guerra Civil y qué están en el Archivo de Salamanca por considerar que tiene "legitimidad" para reclamarlos y proceder así a un "acto de reparación histórica" que juzga "imprescindible". El propósito de los nacionalistas vascos es "hacerlo cuanto antes".

"El origen de la ubicación en Salamanca de estos 'papeles' es ilícito. Esos documentos pertenecen a administraciones que fueron expoliadas por la fuerza y sin ningún tipo de legitimidad con motivo del golpe de Estado. Por eso hay legitimidad para solicitar su reclamación", argumentó.

Aunque afirmó que el PNV no pretende que su petición genere "más crispación y tensión", insistió en que su formación "no se olvida de esta reivindicación" que, según agregó, podría hacerse a través de la Ley para la Restitución de la Memoria Histórica que prepara el Ejecutivo socialista. "No renunciaremos a algo legítimo, se pongan como se pongan", avisó.

De hecho, varias regiones de España son totalmente independientes menos por escrito. Cientos de leyes han caído en el desuso o sólo se aplican contra los enemigos. Este es el caso –uno más de la misma especie- de esta noticia que se añade:

BARCELONA. Los trabajadores del Hospital Juan XXIII de Tarragona que no puedan acreditar mediante el certificado correspondiente su conocimiento del catalán, tendrán que hacer una «prueba de colocación para determinar qué curso deberán hacer». Así consta en una circular que han recibido los empleados de este centro público, en el que se les informa de que se está preparando un plan de formación de lengua catalana, «que forma parte de un plan de normalización lingüística de todo el hospital».

El documento, firmado por el gerente, Francesc Xavier Doménech, y el adjunto a gerencia, Felip Infíesta, pide a los trabajadores que acrediten su conocimiento del catalán. «Para poder ajustar al máximo la planificación de los…»

La circular recibida por los empleados del Hospital Juan XXIII de Tarragona pide quse presenten los certificados de conocimiento del catalán antes del próximo día 31

Sucede en fechas previas a lo que la prensa llama el «rechazo» del término Nación en el dichoso Estatuto Catalán y que sólo enmascara que sí, que se incluirá en el preámbulo, que tiene efectos tan legales como el resto. Si las cosas como las del hospital suceden «antes de», es fácil imaginar qué pasará después:


SÓLO SE RECOGE EN EL PREÁMBULO Y COMO SENTIMIENTO DE UNA PARTE

El Gobierno veta la fórmula
nación en el Estatuto catalán

Las formaciones catalanas vetan la fórmula de plano aunque el PSC asegura que este tema no debe ser el que haga fracasar el texto final

EUROPA PRESS
Madrid

La propuesta del Gobierno sobre la definición de Cataluña que recoja el Estatut ha venido a confirmar que el PSOE sólo acepta el término 'nación' en el preámbulo y, no como un hecho incuestionable, sino como sentimiento de una parte de la sociedad catalana. La fórmula, por tanto, fue rechazada por las formaciones catalanas.

La redacción del preámbulo entregada a los partidos catalanes señala, en su segunda versión y última del día, que "la identidad singular y la fisonomía colectiva de Cataluña, sus realizaciones y logros sociales y económicos, sus valores-y sus instituciones tradicionales son producto de una larga y fecunda historia". "Forman parte de esa identidad una lengua y una cultura propias y un deseo de autogobierno que el pueblo de Cataluña ha reivindicado y defendido siempre", agrega.

A renglón seguido, se recalca que "esa historia ha sido compartida y hecha en compañía de los otros pueblos de España, a través de distintos regímenes políticos, manifestándose de manera más nítida en los periodos democráticos". "La España plural de la Constitución de 1978 y de los Estatutos de Autonomía, inserta en Europa, debe mucho a Cataluña y no es entendible sin la contribución decisiva del pueblo catalán", se reconoce.

Tras esta 'introducción' y "coherentemente" con ella, se señala que "ciudadanos y ciudadanas catalanas sienten a Cataluña como una nación" y se puntualiza que "ese sentimiento democrático" es "plenamente compatible con la pertenencia a un Estado, cuya Constitución, en el articuló 2, establece los principios esenciales de unidad y autonomía''.

Por último en la redacción ofertada por los socialistas se concluye que "Cataluña, de acuerdo con la Constitución y el Estatuto, goza en el Estado español de una posición institucional y política propia, cuya expresión es la histórica institución de la Generalitat y las facultades de autogobierno que le corresponden".

El secretario general de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, rechazó esta fórmula porque no contempla a Cataluña como nación, ni en el preámbulo ni el articulado del texto, y alude sólo a un sentimiento. Además, se quejó de que la alternativa para el preámbulo que ha planteado el Ejecutivo "más bien se corresponde con una ley hecha en el Parlamento español".

Al ser preguntado sobre las declaraciones del presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, acerca de que el término 'nación' estará en el Estatut, Duran le invitó a viajar a Madrid a intentar convencer de este extremo a sus compañeros del PSOE. "A ver si tiene más éxito que nosotros", comentó. Sin embargo, advirtió a Maragall que "cuanto menos intervenga en este debate mejor" porque, en su opinión, cada vez qué lo hace "más bien entorpece la negociación".

Por su parte, el portavoz del PSC en el Parlament, Miquel Iceta, admitió que ayer no se ha alcanzado un acuerdo sobre el término nación, si bien recordó que todas las fuerzas catalanas han reconocido en algún momento de la negociación que ésta "no será la cuestión que haga fracasar el Estatuto". Según añadió, se está a la espera de la "formulación definitiva" que ofrezca el PSOE. "No hay acuerdo sobre esto pero hemos visto las posibilidades de tenerlo", apuntó. A partir de ahora, señaló, hay que ver cual es la "fórmula más feliz" sobre la definición de Cataluña, una fórmula que, en su opinión, será la que "haga posible el acuerdo. Iceta explicó que el PSC entiende que la "singularidad catalana debe plasmarse con rotundidad en el Estatuto". En éste sentido, expresó su "satisfacción" por la redacción de los derechos históricos que, dijo, "marca un reconocimiento a esa singularidad". De hecho, indicó que el propio Alfredo Pérez Rubalcaba, lo había definido como "singularidad constitucional".

Ánimo, chiquitos, que la cosa de Nación está en el bote ya. Nada importa que una vez más se estén cometiendo errores históricos graves, ni la seguridad de que el catalanismo no continúe exigiendo maravillas desde el día siguiente de la aprobación del llamado “Estatut”. Cataluña está llena a rebosar de españoles, como saben todos, pero su Gobierno Regional, no. Representatividad. No se explica que para que Cataluña sea más Cataluña, España tenga de ser menos España.

Lo incomprensible es que, viéndose venir con tanta claridad, no se tomen las medidas oportunas que, sencillamente, consisten en hacer cumplir las leyes y en negociar sólo con lo posible y nunca con lo imposible e inverosímil.

EL RECTOR 007.

jueves, enero 19, 2006

¿DE DÓNDE VIENE ESO DE EUROPA?


HÁGASE EUROPA

No sabemos cuándo Europa empieza a ser, pero ya se dirá. Sí sabemos, en cambio el mito de “Europa”, hija del fenicio rey Agenor, raptada por Zeus y, abandonada en Creta, donde se la llamó Hellotis y se la tuvo por divinidad lunar primitiva o por Astarté. Pero decir la mitología sólo contribuye a convertir nuestro continente en algo también mitológico. Y sólo es piedras y viento. No hombres e ideas.

Más real parece que la palabra Europa nació en Asia, entre los semitas, que llamaban AÇU (Asia) a su oriente y EREB a su occidente. Roma usó la raíz y dio el Erebus; nosotros tenemos en Español nuestro “Erebo”, o sea, Infierno. Mal empezamos sin Princesa ni Toro divino: se nos queda Europa con un origen infernal, tierra de muertos por ser la zona de poniente para los semitas. Más adelante el lugar del ocaso será Hesperia, de “hesper”, atardecer, palabra viva hoy en lo “vespertino”,el “vespre”de mi tierra y en las “vísperas”.Los griegos, siempre por delante y tocando con sus islas las orillas del Asia, no sólo tuvieron  (infierno, lugar inferior, reino de los muertos) ¡Abismo!, donde YHV echó al Lucifer, sino que hicieron con su raíz un artículo: , o sea, oscuro, sombrío, tenebroso: eso llamaban a nuestro continente Senaquerib y los demás semitas. Más tarde nosotros hablaremos del Mar Tenebroso al mirar el Atlántico, el lugar del anochecer.

Empezar desde los Infiernos, desde el Erebo, tiene sus dificultades, por más que, en aquellas lejanas Eras, Infierno era sencillamente “infer nos”, o sea, bajo nosotros: o sea, la tumba excavada. Pero se demostró bien pronto la capacidad de conflictode esta península de Asia: sucesivas invasiones se encargaron de apartar a los pueblos del mar, los remotos Pelasgos y, en diferentes oleadas, llegaron Aqueos y Dorios a Grecia, Hititas y Hurritas y Filisteos al próximo oriente, otras ramas de invasores avanzaron más al Oeste: latinos, romanos, con, al menos, lenguas indoeuropeas. Los marinos Etruscos de quienes ROMA fue “Castillo” (eso parece significar), los primeros contingentes celtas, antes, los Iberos, ya nos llegaran por África desde el Cáucaso, ya por el Norte. No citaremos más, aunque sobran: Cimbrios, Teutones, Suevos, Alanos, Vándalos, Oscos, Germanos de todas las fuentes y todos los nombres, y cada grupo con sus tradiciones, sus costumbres, no siempre pulidas, vicios como beber en la calavera del enemigo, y combativos: Los Hititas se las hicieron pasar mal a todos los de sus cercanías y al lejano Egipto; Los Dorios crearon Esparta y repartieron violencia hasta a los innumerables Persas que no se esperaban aquella de las Termópilas. Los Macedonios, con Filipo, que embridó a toda Grecia y Alejandro, discípulo de Aristóteles, que, tras bailar desnudo ante las ruinas de Troya ( se creía reencarnación de Aquiles), batalla tras batalla ocupó Así hasta la India y el Afganistán.

Sí: pueblos civilizados, filósofos, pero quisquillosos y batalladores. Roma, que, para dar idea de lo que se avecinaba, echó a sus reyes etruscos y aplastó a latinos, samnitas, etruscos mismos y tuvo un mal asunto con Breno, el galo, que les enseñó una lección a ellos y a los gansos de Capitolio: Vae victis!, ay de los vencidos. Lo aprendieron bien y ocuparon, con inteligencia y valor, toda la cuenca mediterránea (Mar Negro incluido), La Galia, Hispania, Inglaterra, más de la mitad de Germania, Austria, los Balcanes, Rumanía, a la que poblaron con colonos venidos de Hispania. Pero ni los pueblos romanizados y civilizados, ni Roma misma supieron que eran Europeos. “¿Cómo –hubiera dicho el gran Cayo Julio César-, Vercingetorix europeo? ¡A formar por manípulos!” Cuando nació Cristo, salvador nuestro en muchos sentidos, las gentes afincadas en Europa llevaban dos mil años combatiéndose y matándose, aunque no sabemos sus furiosas aventuras más que por los mitos y por las viejas obras griegas y romanas. Tampoco ellos sabían su verdadera historia.

Si algo fundamental trajo el Cristianismo a estas tierras, además de la fe, de la gloria del martirio, de la redención y el trabajo de crear hombres nuevos y mejores, fue una historia clara, bastante exacta, de los siguientes dos mil años, donde se enfrentaron ejércitos de cientos de miles de hombres o se rechazó a Atila con el apoyo absoluto –ya hispano- de los españoles: no todos godos de nacimiento. Dio fe de las luchas en decadencia, mesnadas de un duque, mesnadas pobres y mal armadas, contra las de otro qué tal. Fue testigo de cómo “los godos pasaron la esfera” (que dice Quevedo) y bautizaron. De la anterior conversión de esos godos, con un Hermenegildo, cristiano, golpista y mártir. Santo en suma. Aunque no por eso olvidaron asesinarse como método para reinar; Dio la Iglesia fe de la Invasión de Tarik y Muza, o de aquella avalancha victoriosa que fueron los Españoles en Las navas de Tolosa o en Ceriñola, Garellano, Pavía y de la suprema muerte y victoria en Otumba. Aquellos héroes impetuosos no sabían que eran Europeos, pero sí que vivían en Europa. A veces.

Consultados los planos de la antigüedad y hasta del principio de la Edad Moderna, en los más falta el nombre de nuestro continente: Europa. En uno, de Ptolomeo, mientras ASIA aparece grande y visible, y LIBIA (África) también, Europa se encuentra junto al territorio de los Sármatas, en letra menuda y en lugar lejano.(Rusia). No había, ni entre griegos ni romanos –menos entre celtas, celtíberos e iberos- ninguna sensación de ser habitantes del mismo continente y ni siquiera sospechaban los lazos de origen y de lengua que les unían. Un ejemplo, puesto que el falsificador Monsieur le Maçon Giscard aparta la palabra Dios de la quizá futura Constitución Europea, tenemos que en Indoeuropeo Dios es Dyaus, que pasa a Zeus en Griego, Deus en latín, y Dios, Deus, Dieu, Dio, en incluso en Inglaterra, donde parece que sólo existe God, “dear me” significa válgame Dios, y ¡Dear!, como exclamación, vale por ¡Dios mío!

El señor y mosieu Giscard, tan Francés, tan laico y tan masón, parece que no ha reparado en que, desde mucho antes del Cristianismo, las gentes de Europa compartían palabras tan fundamentales como Dios y que en todos los panteones vigentes entonces, había un Dios Superior, por encima de los demás. Un Extra-Dios al que los demás se subordinaban. Aun nuestro Dios único, tiene una corte –añadida por los tiempos-, de Ángeles de gran habilidad y de santos y bienaventurados. De otro modo se dice: aquellas gentes tan variadas tenían una profunda religiosidad, muy contraria a la que, con su Revolución, se inventaron los franceses acalambrados: La Diosa Razón. ¡templos le levantaron y sabían que no existía, los tíos! También se podría aplicar lo dicho a las lenguas europeas sobre “Familia”.

Hay cosas que el pensamiento organizado no puede quitar de las estirpes. Véase la palabra “Héroe”, germana en principio, pero presente de Italia a América. O la «guerra».

Pero estábamos en Europa, palabra poco usada en las edades anteriores y en la Edad Media, donde se la llamaba “La Cristiandad”, decidida a defender la fe con su vida, o sea, patrias jóvenes y creadoras. Cristiandad respondía a lo que se era entonces con mucha más exactitud y disponía del único nexo que ha tenido en verdad el universo Europeo: la fe en Cristo. Hay una igualdad más, pero en el campo psicológico: la decisión intermitente de restaurar el Imperio. Sin alargar, citemos a Carlomagno, nombrado Emperador por el Papa y, aunque fraccionado el intento, de él surge el Sacro Imperio Romano Germánico o el Austro-Húngaro. Napoleón también lo intenta y es Emperador, coronado a sí mismo ante la mirada del Papa. O el propio Hitler: tan actual aún que no se le debe mencionar demasiado. A Satán, sí; a Hitler, no.

Han fracasado todos los intentos salvo uno: el del cristianismo que, en efecto, unificó Europa, mantuvo la Triara por encima de los reyes, a los que consagraba y a los que podía destituir.. Quien quiera que fuese, comprendió que con la Iglesia Universal jamás sería posible el dominio absoluto de Europa, y La Reforma fue un intento de deshacer Roma. Fracasó, aunque no le faltaran fuerzas: el superior de los Caballeros Teutones, que habían conquistado Rusia en su momento, fue el primero en adherirse a las herejías. Hoy, cuando de nuevo se peca de pertinacia al volver a la muy fracasada Unidad de Europa, se emplea el mismo artificio: hay en marcha una Segunda Reforma, que trata, de nuevo, de liquidar el Catolicismo: las sectas no son obstáculo; lo universal, sí. Los pecados tampoco significan nada importante.

Pero esta Europa es un misterio, no sólo en cuanto a su origen y cuando nació, sino en lo referente a sus límites. Los griegos suponían que Europa empezaba en el Mar de Azof y estaba limitada por el río Tanais, hoy Don. O por el río Fasis (Rión), de los cólquidos..- Por otra parte, y ya en lo moderno, Humbold no creía en la diferencia entre Europa y Asia: la misma cosa geográfica. Y así es. A finales del siglo XVIII, bordeando la Revolución Francesa, a Napoleón y al Siglo XIX se empezó a insistir, y a imponer hasta hoy, que los Urales eran el límite oriental, el Caspio con su Cáucaso, el Mediterráneo –todos grandes errores de consecuencias políticas- y el Océano Atlántico. Pero de todas formas esa Europa seguía siendo un continente, “un container” en el que se amontonaban más naciones que en cualquier otro. Una referencia geográfica y no política ni espiritual ya.

Ha pasado mucho desde la unidad política romana; y bastante desde la unidad religiosa de la Cristiandad, quebrada por la Reforma. Los diferentes pueblos han creado sus mores, sus costumbres, sus tradiciones, sus lenguas divergentes y, con las constantes e importantes guerras, han divergido. Poco tienen que ver unos con otros, salvo las desconfianzas endémicas. Ahora mismo Francia y Alemania parecen naciones de inquebrantable amistad, pero basta con preguntar a un francés de a pie o a un alemán, para comprobar que esa proximidad es ficticia. El Español no se fía ni de Francia ni de Inglaterra. El Portugués, de España. Multitud de lenguas, multitud de tradiciones; multitud de religiones y de Vírgenes; multitud de concepciones políticas y de visones artísticas y literarias. Basta con el retrato de Felipe II, de Tiziano, y recordar que esa imagen tranquila y noble, se llamó y se llama en otros lugares “El Monstruo del Mediodía”. ¿Se puede recomponer, con una Constitución de aluvión seleccionado, la enemiga y la tradición en el odio que se mantiene entre los pueblos del Continente que nunca han sido ni una nación ni una federación? ¿Pensaremos los españoles mejor del saqueador de Roma, Condestable de Borbón, traidor a su Francia y tratado como Dios dispuso por el de Benavente? ¿Mejor de Duguesclin? ¿Mejor del Príncipe Negro? ¿Mejor de Drake, que en Inglaterra pasa por el inventor del tabaco y de la patata?

La cosa sería cómica si no nos pusiera al borde del olvido, con ingentes masas de cara propaganda y la voluntad de no enseñar historia a los chicos. Para que haya una Europa nación y no Continente, hay mucho que falsificar y que desvanecer. No precisamente las mentiras sino las verdades. Se irá la Noche de San Bartolomé, pero probablemente subsistirá la Batalla de la colina de Hastings, en 1066 (”Mi reino por un Caballo”). Serán los vikingos los descubridores de América y, por si acaso, Colón será genovés y judío.. Esto se señala porque, en todas las naciones, menos las rectoras, sucederá algo semejante y, con las novedades ya proyectadas, se desvanecerá la historia documentada de Europa, una de las grandes tareas de la Cristiandad. Tal vez nunca esa Cristiandad trató de liberar los santos lugares, y esa gran historia que algunos conocemos quede substituida por la que se organizaba Guillermo Brown, con la pipa que usaba César en Inglaterra. O sea: es normal que para que el nacimiento de Europa surja de la Revolución Francesa, de sus matanzas (imagen de la Rusa), de la Diosa Razón, de las muchas batallas que tuvo que superar La Françe entonces; de las muchas falsedades que, antes, debió extender el Enciclopedismo, de los muchos errores de Kant, de Hegel, del Idealismo Alemán.

Es ahora el momento de responder a las preguntas claves del principio: ¿Dónde y Cuándo nació Europa? A principios del Siglo XIX, En Francia y bajo el signo de la mentira y lo liberal. Desde entonces ha crecido; ha arraigado en las mentes y ha substituido la gloria particular, la fe universal, por generalidades geográficas a las que en vano se trata de dar otro contenido. Aún así, en el «Nouveau manuel des aspirants au Baccalaureat ès-lettres», en las primeras páginas de “Avertissements”, donde se nombran las materias como se desarrolarán, no se cita ni una vez la palabra Europa. Y estamos en París, en 1840. En las materias siguientes, sólo en el prólogo de Historia se habla de “las naciones de Europa”, y en el de Geografía, que la menciona por sus divisiones y no por su unidad. Es un libro de texto.

Para esta Europa de hoy, tan rápidamente aparecida, habrá que acabar con demasiada verdad y excesivos hechos y personajes, como Santo Tomás de Aquino, La Escuela Palatina de Carlomagno o la entrada de los Clásicos a través de Toledo, Regente Alfonso X. Y hasta con D. José Ortega y Gasset, que era justo.
Vemos a Monsieur le President, ami de Bocassa le caníbal, on conaisant que le bon Bocasa eté flipé pour la image de Napoleón. –por si no se nota, esto es franchute macarrónico- ¿Qué remanecerá de Europa o, sea, de los pueblos y naciones que tan distintos son y tanto se han combatido, si on ne parle pas de l’Eglise. Ce Monsieur lá, tuerá la moitiée de notre histoire. O dicho de otra forma: Europa no puede existir como unidad porque se interponen dos mil años de odios y batallas, que no se borran por los intereses de masones y mercaderes, o sea, de los mismos ambiciosos. La otra clara posibilidad de existencia, el cristianismo, no figurará en la Gran Constitución, de una península de Asia

Basta con ver nuestra Constitución del 78, para comporbar que, pese a mencionar la religión católica, ha sito espectadora muda de la desaparición rápida de la práctica religiosa y de la decisión educativa de no enseñarla y, casi igual de malo, de permitir que los jóvenes, pierdan la comprensión de nuestro Arte, en su mayoría cristiano, y de nuestra gran literatura. Y esa es una pérdida que un mundo civilizado no puede permitirse sin perder sus mayores raíces: Quizá era eso lo que se pretendía.

En tanto me alcanza la memoria no se de ningún pueblo europeo sin religión, y sí de muchos con religión oficial, como nuestra amiga Inglaterra, y tantos otros que nombraron para ello a las sectas reformadas. Tras la revolución liberal, Francia es la que empieza con los gobiernos ateos: ateos militantes y destructores. De hecho, la política, en simbiosis con la religión hasta entonces, parasita la economía desde aquellos momentos y es la economía la que substituye a las ideas en las que los pueblos se basaban para ser grandes o desearlo. La Constitución Giscard, tan aplaudida por los sectores que llevan a Moloch su independencia nacional, ya que la Patria del Hombre es su moneda, convierte en ley y en dogma una situación efímera, que da preponderancia al billete, la producción o el control de las materias primas, en beneficio de equiparación de todas las naciones en una sola, aunque no compartan idioma, riqueza, religión, historia, memoria histórica ni proximidad. La única verdadera unión que existió, desde algo antes de caer Roma, el Cristianismo, se ignora. Porque es necesario ignorar al hombre salvo como mercado de trabajo. La riqueza, piensan, y dicen a veces, se consigue haciendo trabajar a los demás.

Y no por religión y dogma. Si Giscard no dice esto es que no quiere decirlo. ¿Y por qué no va a querer? ¿Por qué necesita provincias europeas que, como en España vemos, generen muchachos que nada sepan de Santa Isabel, de José de Arimatea, de Lázaro, de Túbal y Tarsis, de Santo Domingo, se San Juan de la Cruz, de Fernando III o de San Luis de Francia, lo que trae, inevitablemente, no reconocer el sentido de más del 90% de las obras de arte notables entre nosotros y entre las demás naciones; la pérdida de miles de palabras; la incapacidad de entender otro 80 ó 90% de la mejor literatura, para entender qué sucede cuando alguien llama a otro “fariseo”?

Aun cuando la enorme presión del poder, que ha decidido saltar al dominio del mundo, no vaya a permitir en los próximos siglos la aparición de estados confesionales y esté destruyendo los que quedan en la órbita islámica –sólo Israel resistirá por algún complicado asunto histórico-, los hombres de Europa, que tanto han batallado entre sí y que tanto se han odiado, tienen en común lo Cristiano. Mil millones en la esfera creen en Jesucristo, pero no se trata de que los gobiernos laicos enseñen a creer en él: ya se encargarán nuestros sacerdotes (CON SUERTE). Se trata de que nadie ignore que el gran motor de estas naciones, que hoy quieren concentrar en una Europa sin ninguna existencia política en la historia, y fracasada cada vez que ha tratado de existir como tal, es el cristianismo, antes y después, ayer y hoy.

Si no se afirma esto, con humildad, diciendo además sus aciertos y sus errores sociales. No se está hablando del conjunto de reinos, de patrias, de Naciones hoy. No se está definiendo el espacio geográfico Europeo y de cuanto sucedió sobre él, sino de uno inventado, nuevo, vertebrado como mercado de producción y consumo, quizá consagrado al ya mencionado Moloch o a alguno de aquellos Faraones que se hacían enterrar con sus riquezas. De este mundo nadie se lleva nada, salvo lo que su alma haya atesorado.

Si además consideramos que una Europa Unida como ente político que nunca fue, tiene como únicos creadores –de Constitución y de leyes- a los descendientes de quienes llevan 250 años conspirando y luchando para la desaparición de la Iglesia, es poco osado suponer que también este paso se da en esa dirección y que, por eso, se borra la Cristiandad: con ella irá su moral, si duda, para volvernos hacia los sátrapas y la moral cambiante de la Fuerza del Poder y del Poder de la Fuerza.

Una Europa inventada por algunos para ganar más dinero y millones de hombres que serán separados de la esperanza y destinados a la furia con su vecino y al trabajo como simples factores de la producción; Quizá la furia sea asesina como la de USA y que ya vemos, mortal y enloquecida, entre nosotros. El hombre asustado por la vida diaria es más fácil.

Nadie hará esa Europa sin la milicia de los Estados Unidos, sin los grandes bancos y, sobre todo, sin los medios de comunicación que ya llevan un siglo ensuciando cualquier verdad, o inventándola, como el caso de las armas de destrucción masiva del Irak, engaño, en origen, del Mossad.

Terminemos: ¿se nos ha consultado a los españoles sobre el Mercado Común, transfigurado, de un día para otro, en Unión Europea? Y, aparte de lo económico, en que España ya ha aceptado, más o menos en secreto, su papel de nación o provincia periférica, dedicada a servicios y a accesorios, ¿ alguien nos a explicado adónde conduce toda esta revolución sin el hombre o sin que el hombre sepa lo que de verdad es serlo? A ganar todo el mundo- cito a Jesús- y a perder nuestras almas.

Sólo puedo decir que a la España de Franco no la hubieran dirigido hacia el nihilismo ni al brutal dominio de los cananeos. Imagínense un universo convertido en Palestina y sabrán qué nos espera. Pero, a continuación, imagínense a España evitando que eso mismo sucediera cuando Lutero. Y escojan: O se restringen las mentiras de los medios y se saca el dinero de los bancos o estará muy claro por qué Mosieu Chirac no ha querido hacer mención de Cristo.

Moisés impera, de acuerdo. Pero la razón, la lógica, nuestro derecho a saber lo que nos concierne, ha quedado muy lejos. Como en el viejo Credo: «fue crucificado, muerto y sepultado.».

Siento ese dolor contrario al ser, pero preciso para reaccionar: Nos despojan y nos degradan. No lo verán mis ojos.

Arturo Robsy

HISTORIA MUNDIAL DEL TAPÓN


Ya sabe el lector que en estas páginas sobre la historia nos permitimos un eclecticismo saludable en la elección de los asuntos. Así, en beneficio del estudioso, anotamos aquí un gran trabajo sobre la historia del tapón de corcho que, por supuesto, es invención francesa, de Reims y Dom Perignon, simplemente copiada de unos peregrinos españoles, para los que el tapón de corcho era la cosa más natural.

También es notable comprobar que el invento del tapón, en el mundo, es cosa reciente: al menos el aplicado en la segunda fermentación en botella, o sea, en los espumosos. Sólo trescientos años nos separan de la nada, y el hecho de que la industria champañera y la corchotaponera están controladas por empresas de Cataluña.

EL RECTOR 007.

(La botella de la imagen contiene publicidad subliminar con forma de flor)

Desde que un abate benedictino descubriera el tapón de corcho, nadie ha sido capaz de encontrar para el tapamiento de los vinos algo semejante.

Los tres siglos inimitables del corcho

POR EMILIO JOSÉ RODRÍGUEZ BRIEGAS

EXTREMADURA. Un buen día de hace alrededor de 300 años, el abate benedictino, administrador de la Abadía de Hautvillers, en la Diócesis de Reims (Francia), Pierre Perignon, que venía trabajando en la idea de embotellar el vino y conservar el gas para que la segunda fermentación del mismo se realizase dentro de la botella, se encontró con unos peregrinos ibéricos que poseían una cantimplora con un extraño tapón, lo que le llevó a indagar de forma incansable hasta descubrir el corcho.

Han pasado desde entonces 300 años, tres largos siglos, y, con todo lo que se diga o se quiera hacer creer, aún nadie ha sido capaz de encontrar para el tapamiento de los vinos algo semejante al corcho, con unas cualidades naturales innatas como la vida misma, que hacen de él un producto único e inimitable, que después de tantos años continúa ofreciendo todo tipo de garantías sanitarias al consumidor y que con el vino forma un maridaje indisoluble e indiscutible.

El corcho, que nace en pleno corazón de la naturaleza, en las extensas y maravillosas dehesas de monte alcornocal de los países mediterráneos, ha aportado a la conservación de los mejores vinos del mundo un prestigio impagable fuera de toda duda, convirtiéndose en un aliado perfecto al que jamás podrá hacer frente por sus condiciones ningún otro tipo de tapamiento, lo que saben sobremanera todos los bodegueros, destinatarios principales del producto estrella del sector corchero: el tapón.

El sector del corcho es en la actualidad uno de los más importantes dentro del esquema económico de Extremadura, que se encuentra a la cabeza de las principales potencias en el mismo junto a Andalucía o Cataluña. Loj muestran las cifras referentes a importaciones y exportaciones, así como el número de puestos dé trabajo que genera, tanto directa como indirectamente, erigiéndose San Vicente de Alcántara como capitalidad en la materia, con casi 70 empresas, a la que le siguen otras localidades como Jerez de los Caballeros, Mérida, Albur-querque, El Torviscal o Almené dral y Valencia de Alcántara, Cañaveral o Almaraz.

No es su mejor momento

El sector corchero en general no está atravesando en la actualidad su mejor momento, debido a los incrementos de los precios en la compra de materia prima y a la fuerte competencia a la que el sector viene siendo sometida por la existencia de productos sintéticos para tapamiento de vinos.
Estos productos, aunque quieran imitar al corcho en color y forma jamás lo conseguirán —si pretenden imitarlo será porque es bueno—, puesto que les faltan las bondades (estanqueidad, elasticidad, etc.) y las condiciones que sólo la madre naturaleza puede dar y con las que nunca podrá competir la mano del hombre por mucho que nos empeñemos.

miércoles, enero 18, 2006

A REACCIÓN LIBRE

No hay hombres así
ni historias así.



A REACCIÓN LIBRE

A estas alturas del Universo, sólo podemos saber que la historia es cosa exclusiva nuestra, que es inseparable del hombre de cada momento. Sus formas recursivas –visibles en cuanto se buscan, e inspiración de Hegel, de Marx , de Nietzsche y, en lo moderno, de «La Decadencia de Occidente»- son siempre una tentación para interpretarla como un algo recurrente, que se repite.

Algo se repite, en efecto, y es el protagonista, el hombre, que sólo puede ser y comportarse de ocho o diez maneras posibles ante cualquier circunstancia. Reacciones como el miedo o la desmemoria son el principal motor de la historia.

Así pues, si supiéramos cómo reacciona libremente el ser humano ante todos los hechos posibles, sabríamos con bastante exactitud lo que puede pasar y lo que se puede programar para que pase.

Dentro de este singular esquema, la seguridad de que conociendo al hombre conocerás la historia venidera, aquí se apuntan noticias. Más que nada declaraciones que pueden indicar un camino cerrado o un momento de inestabilidad.


EFE
EA y ERC quieren «forzar más derechos para Euskadi y Cataluña»

La presidenta de Eusko Alkartasuna, Begoña Errazti, advirtió ayer de que tanto su partido como ERC —con el que EA celebra unas jornadas políticas desde ayer— tienen el compromiso de «forzar la devolución de los derechos de nuestras dos naciones» por parte de «los partidos centralistas y el imperialismo español». Errazti, quien participó con el presidente de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, en la presentación de las jornadas en Vitoria —ambos fueron recibidos por el lendakari Iba-rretxe, como muestra la imagen—, afirmó que la organización del Estado de la Constitución de 1978 «está en cuestión»

De puro y manifiesto conocimiento del ser humano se sabe que prefiere la añagaza a la acción; que gusta de poner orden en las materias de su pensamiento y de aprovechar todo el poder que tenga: El que tiene fuerza, la usa.

Pero el poderoso en poco o en mucho, tiende a ser descuidado en la claridad de sus pensamientos. Busca el efecto. En el caso de los separatistas que menciona el suelto de EFE, se habla de una devolución de derechos de nos naciones que nunca lo fueron verdaderamente y que sólo en el Siglo XX empezaron a llamarse así, como puro efecto de la Europa de las Naciones. No importa aquí su inteligente y precavida forma de ganar razón ante los propios con un discurso ultranacionalista que presenta como libertad el sometimiento a una sociedad rígida y aislada.

Lo que importa es qué signifiquen “los derechos nacionales” cuya devolución se exige. Visto el momento en que ambas comarcas –luego regiones- empiezan a participar en la historia de España, cualquier devolución ha de ser anterior a ello. ¿Es cierto que se nos está exigiendo la “devolución” de una sociedad feudal, y que los derechos seguramente incluyen juramentos de devoción al conde, la restitución de los siervos de la gleba o los payeses de remensa y, por destramatizar, el ius primae noctis, o derecho de pernada? ¿O la cosa va más atrás, a las sociedades de la Edad del Hierro, a los Iberos y Celtíberos? ¿A Túbal y a Tarsis?

La Historia que se consolida en libros es siempre una lucha por el poder: El Mayordomo de Palacio que se hace rey; el sobrino del rey que se hace rey mediante el puñal o el esbirro; el poderoso que avasalla al que lo es menos. El poderoso, ataca; el débil, urde.
RECTOR 007

Dentro del mismo esquema está el hecho de que las organizaciones débiles acuden con insistencia al victimismo que les permita salir indemnes de sus empresas y, a la vez, motejar a quienes han elegido como enemigos y culpables de su situación de debilidad. En el caso de Barcelona, Madrid, el Estado, el Gobierno, desde hace, quizá, un milenio.
Tras escuchar la exigencia de la devolución de paleo-derechos, aquí está la ofensa gratuita cometida por quién sabe que nada tiene que temer; que le ampara el derecho de ofender, y más en un momento de negociación política:

El ministro insiste al fiscal contra «Avui»

MADRID. El ministro de Defensa, José Bono, reprochó ayer al presidente de ERG, Josep Lluis Carod-Rovira, que definiera como «un chiste» el artículo de «Avui» en el que se aconsejaba a los militares que no acudieran a Barcelona con sus madres porque la prostitución está prohibida en la Ciudad Condal. Bono se mostró confiado en que la Fiscalía General del Estado «ponga en su sitio» al diario catalán, toda vez que considera que el artículo que publicó Iu Forn, el autor de los insultos, en el mismo diario el pasado sábado fue una rectificación «tímida, tibia e insignificante».

«Carod-Rovira se ha equivocado gravemente al definir como humorista al colaborador del diario "Avui", que escribió un artículo indigno, ofensivo, zafio y cobarde en el que se insultaba a los a militares españoles», declaró el titular de Defensa a Europa Press.

Por primera vez en la historia reciente, los periodistas no pudieron asistir al brindis y no hubo parada militar.

El que cree tener un derecho y una inmunidad fuerte, lo usa contra alguien. Es un asunto de psicología básica del hombre. El que se sabe a salvo, se hace altanero. Y estas cortas noticias están constituyendo la próxima historia, que no es futura sino pasada: semejanzas con el hoy abundan en la historia no intervenida aún por comisarios: lo que sucede cuando la legitimidad no sabe qué hacer para seguir siendo legítima, y la ilegitimidad tiene perfectamente estudiado el camino para convertirse en legitimidad. Unas veces en nombre de lo individual y otras en el de lo colectivo.

Frente a estas salidas de tono contempladas, queda ahora observar la actitud de esa “legitimidad” más o menos paralizada entre la espada y el poder. Se debe decir que “Sí”, pero se comprende que el coste será grande, de modo que el lenguaje se vuelve oscuro, vacilante, resbaladizo. Se deja entrever que todo es posible y, si aún no lo es, lo será. Luego los periodistas achacarán estas vacilaciones a la tolerancia debida y a la amplitud de miras. He aquí otro suelto que retrata la situación:

Rubalcaba pide que no se «dramatice» si no hay acuerdo

MADRID. El portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Alfredo Pérez Rubalcaba, abogó ayer por «desdramatizar» el debate sobre la reforma del Estatuto catalán y subrayó que no hay qué hacer un drama si finalmente no se logra un acuerdo sobre este asunto. «Si hay acuerdo —dijo—yo creo que será muy bueno y si no lo hay tendremos que explicarlo, pero no será dramático en ningún casa Hoy en día nadie se juega nada indefectiblemente en nada, siempre y cuando seamos capaces de colocarlo en su sitio».

A su juicio, lo que se está discutiendo es «un problema importante y serio» y si se resuelve será «para mucho años», «pero si no lo resolvemos ahora lo resolveremos en su momento», agregó.
Por su parte, el coordinador general de Izquierda Unida (IU), Gaspar Llamazares, instó ayer al PSOE a asumir que en el Estatuto debe figurar el término «nación» para definir a Cataluña, aunque opinó que tan bien le parece que figure en el articulado del texto, como en el preámbulo, si se pacta esto último.

Los elementos del drama histórico están presentes: Una ambición desmedida que nunca será satisfecha, ni con la independencia; otra gran ambición por seguir en el poder, cosa que depende de las fuerzas separatistas; ninguna clara explicación sobre cuanto sucede y se fragua y un lenguaje equívoco, diseñado para huir de la verdad o hacerla inaccesible.

El historiador debe mirar las caras de los protagonistas; sus gestos; definir quienes están a la defensiva y quienes se oponen no por el derecho vigente o por la justicia, sino como estrategia para dar ventajas a su propia ambición. Debe medir quiénes hablan y quienes guardan silencio y calcular si han pasado ya estas cosas en la historia de la humanidad. Y han sucedido, como cuando los últimos emperadores nombran reinos a los grupos bárbaros que habían generado su propia autoridad. O como cuando se rompe esa autoridad débil y se desemboca en la locura histérica y charlatana de la I República.

Los datos imprescindibles están en estas tres breves notas de prensa. Los resultados posibles sólo son tres y ninguno oportuno:

-La conformidad, con quebranto de todo lo caminado desde 1978.

-El “café para todos”, con apertura de un proceso (ya iniciado con las Autonomías) cantonal.

-Las elecciones generales, que sólo serían un interregno antes de reproducir la misma situación con los mismos o con otros protagonistas.

El Rector 007